Las críticas de la prensa nacional han sido más precisa y coyuntura que despiada, con un presidencialismo exacerbado que pareciera que quiere regresar a los tiempos del populismo de los años 70 del siglo anterior, pero la evidencia de sus contradicciones en menos de dos años al frente de la nación mexicana, las redes que apuntalaron su proyecto de nación, que consiste en dadivas no en un desarrollo sustentado son la mismas que están cavado sus debilidades.
Pero, además la figura presidencial ha caído del pedestal de “Don Pueblo”, debido a que contras los hechos no hay argumentos. Y si su obsesión de mantener dentro de su equipo a viejos trinqueteros y asquerosos vomitados por la resaca de los partidos que ha dado México, lo más seguro es que tan pronunciada “Cuarta Transformación” enfrenta a uno de los riesgos, quedará en un slogan propagandístico.
Y con la tibieza y el cebo que le escurre cuando habla lo más seguro es que la deuda del país se quintuplicara en los años del presente sexenio, aunque los brujos favoritos han predicho que no concluirá su gestión.
Para este redactor es vergonzoso, que aquel hombre que seguí en sus principales recorridos durante 18 años por esta entidad y los limites con entidades vecinas, donde embarque a familiares y amigos, ahora resulta que quienes invirtieron en ese proyecto como es la gente trabajadora y emprendedora, haya sido desplazados por maromeros de la política estridente, que ha llevado al traste a este país.
Pero tal parece que la inercia no es distinta al PRI ni al PAN, más bien se observa que hay una inercia obsesiva para que su presunto adversario a quien apoda El Comandante Borolas, constituya constitucionalmente el Partido México Libre, como el hizo lo propio con la creación de Morena.
Con la ligera diferencia que Comandante Borolas puja por su partido para llevar a la presidencia del país a su mujer. Situación que no es del agrado de los militantes de Acción Nacional, pues de esa manera el presidencialismo exacerbado borraría de la contienda a panistas y priístas, con arraigo y experiencia en cargos de representación popular y de la función pública.
Un factor decisivo en este momento de lo que mal se denomina “Cuarta Transformación”, es el rumbo errático de la administración presidencial, es el relacionado con la pandemia del Covid-19. Pues hasta el mas torpe entiende que con la salud de las personas ni se debe jugar mucho menos lucrar.
Pues las compras directas y sin licitación están proyectadas para favorecer a los cómplices, a los amigos y a los prestanombres. A todas luces se evidencia que Manuel Bartlet y el Jefe del Ejecutivo Nacional, tienen su guiso aparte y bien sazonado.
Pero no se vale vanagloriarse y jactarse de una “fuerza moral” lo mismo que de una “economía moral”, cuando en la práctica es lo contrario. Pues lo que se ve no se juzga. Es un ingrediente más que aleja a Cuauhtémoc Cárdenas de la administración -ya que aún no es gobierno, obradorista.
Es lamentable que un porcentaje pronunciado de quienes figuran en el padrón y la lista nominal del Instituto Nacional Electoral, este dispuestos a fortalecer la abstención, pues aunque ha sido ejemplar la actitud del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que hizo recular a las oficinas de la Presidencia de la República, por el emblema de los créditos financieros, que como dicen en el Llano, “no alcanzan ni pa’ leche del gato”. Cada día es mas recurrente la idea de que las elecciones en México son como los carnavales de la Edad Media.

La economía moral y sus laberintos
Las críticas de la prensa nacional han sido más precisa y coyuntura que despiada, con un presidencialismo exacerbado que pareciera que quiere regresar a los tiempos del populismo de los años 70 del siglo anterior