En la política de Tamaulipas, José Ramón Gómez Leal, mejor conocido como “JR”, se ha ganado su lugar con trabajo discreto y resultados.

Desde que llegó al Senado en febrero de 2023, tras ganar la elección extraordinaria por Morena, ha dejado claro que lo suyo no son los reflectores, sino cumplir con lo que prometió a la gente.

Antes de ser senador, JR fue Delegado de Bienestar en Tamaulipas bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien le pidió personalmente que no dejara de visitar los pueblos. Y lo tomó en serio, porque si algo lo caracteriza es su cercanía con la ciudadanía.

Es de esos políticos que está en la calle, no en la oficina, y eso la gente lo nota.

Pero claro, no todo es color de rosa. En los últimos días, JR ha sido blanco de ataques desde su propio partido, y no es la primera vez que sacan el gastado tema de su parentesco con una ex primera dama estatal o su supuesto vínculo con el exgobernador.

La realidad, para quienes saben cómo está el asunto, es que entre ellos hay un distanciamiento más que evidente. Pero como ya no hay más de dónde agarrarse, reciclan ese cuento una y otra vez.

La pregunta es: ¿por qué tanto pleito? La respuesta parece sencilla: JR está trabajando.

Mientras otros políticos se llenan la boca con discursos vacíos, él sigue cumpliendo con los programas y apoyos para quienes más lo necesitan. Y sí, eso incomoda, porque está haciendo lo que otros ni siquiera intentan.

¿Quién está detrás de los ataques? Fácil: no hay que ser un genio para saberlo, son los que ya andan desesperados con sus aspiraciones para 2028. Y es que a algunos les gana el hambre de poder, aunque apenas vamos a la mitad del actual sexenio; nada nuevo.

JR es de esos políticos raros que no necesita hacer escándalo ni buscar cámaras. Él trabaja en silencio y deja que los resultados hablen. Y si algo tiene a su favor, es que sus críticos, con tanto ataque, le hacen la publicidad que no pide ni necesita.

Mientras unos se desgastan planeando campañas a futuro, JR sigue con los pies en la tierra, cumpliendo lo que prometió. Al final, la gente no olvida quién trabaja y quién se dedica a hacer ruido.