Si hay algo que nos gustaría tener a todos los mexicanos es un profundo respeto por las leyes, las instituciones, y que nuestras autoridades de todo nivel se condujeran con honestidad, dejando de hacerse ricos, porque por más que lo quieran ocultar, de todos es sabido que quien llega al servicio público, en su gran mayoría, resuelve su situación económica en tres o seis años, dependiendo del hueso que le toque o el que “trabaje”.
El cinismo con que se manejan es increíble: todos los conocemos y hemos visto su meteórico ascenso, y luego nos vienen a querer dar clases de moral… ¡Por Favor!
En el ámbito nacional, hoy México padece de una decisión unilateral que está enmarcada en un increíble rosario de mentiras que nos han querido inundar, y que creen que tenemos la inteligencia corta como para no comprender lo que sucede.
El tema del aeropuerto de la Ciudad de México ha levantado todo tipo de comentarios y reclamos, porque, en primera instancia, se ubica en un sinnúmero de mentiras de parte de quienes, en plano revanchismo político pretenden echar al caño más de dos mil millones de pesos, argumentando lo que no es cierto y por consiguiente, no es honorable: el que tienen estudios que hacen ver la inviabilidad de un proyecto que está justificado en aspectos ecológicos naturales, de tenencia de la tierra, financieros, comerciales y de aviación, entre otros que, por su naturaleza e inversión, fueron necesarios para poder seguir con la obra que, al parecer, y por una necedad de quien no tiene un ápice de inteligencia porque está emborronada con un absurdo revanchismo político pretende hacer olvidar los yerros de sus ancestros.
La famosa encuesta está llena de ilegalidades, dado que existe una ley para llevarlas a cabo que se pasaron, dicho sea, con propiedad, por el Arco del Triunfo, haciendo trizas la legalidad de la que tanto se ufanaron, y las formas que marca el protocolo en cuestión.
No hablamos de los tramposos que, amparados en la ilegalidad y el encubrimiento rellenaron las boletas como se muestra en varios videos que circularon.
¿Cuál era la prisa por hacer un procedimiento amañado e ilegal? ¿Por qué nos engañaron diciendo que la gente fue a votar, y por qué el equipo de transición dedicó mucho dinero a desacreditar el aeropuerto que se construye?
¿Qué persiguen al echar abajo una obra que, según expertos, tiene muchos más beneficios que problemas?
No entendemos el concepto de honestidad que maneja el “presidente electo”, quien desde hace meses, y ante la complacencia del Ejecutivo en turno ha tomado el poder y ha hecho barbaridad y media, utilizando dinero que nadie sabe de donde proviene, aumentando más las dudas sobre su honestidad.
Porque todos sabemos que el dinero no llueve ni se da en macetas: sale de una cuenta o una chequera.
Nos preguntamos donde quedó el oficio político de esos dinosaurios sesentones y setentones que presumen de tener experiencia y se muestran irascibles, soberbios, ignorantes y déspotas.
El hombre que se encargó de la supuesta encuesta se enojó con los periodistas e inmediatamente lanzo una serie de gritos e insultos, defendiendo ciegamente a su líder, al igual que el supuesto próximo vocero de prensa del Presidente, quien no deja de reconocer la divinidad personificada en López.
¿No se han dado cuenta?
Les va a pasar lo que a aquellos que tomaron el poder por hartazgo, y tuvieron que devolverlo ante la incapacidad y poco oficio político, porque el pueblo es paciente, se equivoca una vez, pero dos veces ya no.
Y seguros estamos que estas medidas, aparte de dañar a México, son el debut y despedida de los Morenos del contexto nacional.
O así lo esperamos quienes amamos a México.
Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com
Intolerancia total
Si hay algo que nos gustaría tener a todos los mexicanos es un profundo respeto por las leyes, las instituciones,…