Después de casi cuatro meses de confinamiento, con motivo de la pandemia, mis nietos empezaron a aburrirse de las limitadas actividades que realizan al interior del hogar, y un buen días me habla uno de ellos y me pregunta si estaba aburrido de estar tantos días en casa, tratando de no denotar mi evidente ansiedad, le comenté que la palabra aburrido no tenía cabida en mi vocabulario, porque siempre habría alguna cosa nueva qué hacer, y que todo era cuestión de darle oportunidad a nuestra creatividad, para encontrar en aquello que antes no veíamos, alguna manera divertida de pasar el día.

Mi nieto insistió, y me recordó que yo gustaba mucho de ir al cine antes de presentarse el evento epidemiológico.

–Bueno, -le dije- y aún me sigue gustando el cine, pero ahora las películas las veo en la televisión.

Dicho esto, mi nieto hizo una breve pausa y me confesó que ya estaba muy aburrido de estar encerrado, y que la plática con sus hermanos y su madre estaba casi agotada, tanto, que pareciera que ahora se buscaba cualquier pretexto para discutir, y eso estaba desplazando cualquier oportunidad para hacer planes a corto plazo para realizar actividades recreativas fuera de casa; me dijo que extrañaba nuestros viajes cortos a Villa de Santiago y Monterrey N.L. No pude evitar notar su tono de voz lleno de melancolía, por lo que tratando de animarlo le dije:

-Ya verás que esta situación tan triste y dolorosa pasará y entonces todo lo que anhelas hacer, lo podrás realizar.

-Mira abuelo, en este momento no podría planear nada, no siento estar viviendo el presente, de hecho no hay presente.

-Claro que existe el presente, no te dejes abatir por la tristeza, en este momento presente, estamos teniendo esta interesante conversación, nos escuchamos y compartimos nuestros sentimientos, y eso es bueno te lo aseguro.

-Abuelo háblame del pasado.

-De qué pasado quieres que te hable, del mío, del tuyo, del nuestro, de hecho, tú has hablado un poco de todo lo que hemos vivido, y sabes una cosa, me agrada que reconozcas en ellos todas las cosas buenas de las cuales hemos disfrutado; y lo recuerdas de tal forma, que lo traes al presente, y esto nos enseña a valorar lo que en algún momento veíamos sólo como una rutina por estar aburridos, o sólo por no dejar que nuestras vacaciones se fueran sin haber tenido la oportunidad de vivir una buena aventura; mira te aseguro que no te has dado el tiempo de ver los álbumes de fotografías, en cada una de las fotos podrás apreciar que has sido muy feliz, que el tiempo que le dedicamos a todas esas actividades que incluían la participación de toda la familia, han sido nuestros mejores años. Ojala pudieras darte tiempo también, ahora que te sientes aburrido, de leer todos aquellos capítulos del libro de nuestra vida que hablan sobre lo afortunados que hemos sido en llegar a este mundo, de formar una familia, de habernos preparado para enfrentar los diferentes retos, y lo más importante, de seguir unidos a pesar de nuestras diferencias. De tu vida he tenido la valiosa oportunidad de escribir todo un libro, no lo hice con el propósito de que lo leyeras en el presente, lo hice para que el día en que llegara a ti la madurez, pudieras constatar que por más mal que te hayan parecido las cosas que te sucedían, siempre han tenido un final feliz, y créeme Sebastian, que tienes aún, un maravilloso presente y hasta tendrás oportunidad de vivir un futuro mucho mejor.

Pude escuchar la risa de mi nieto, lo que denotaba un cambio de actitud, y en ese momento me di la oportunidad de respirar profundamente y le di gracias a Dios por haber sido bendecido con una gran familia.
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