Háblame suavemente, tanto, que pueda percibir en el dulce tono de tu voz callada, el deseo de la paz tan anhelada como si fuera ayer, así, cuando felizmente enamorada y sin ninguna prisa me decías lo mucho que deseabas estar siempre junto a mí.
Háblame tan cerca, que la vibración de tus palabras tersas, ericen el delgado vello de la suave piel de mis oídos, y con ello, haga que todos mis sentidos conspiren para buscar en ti la mágica esencia que le da razón a mí existir.
Háblame y respira, para saberte siempre viva y anhelante, del encuentro tan feliz que deseamos día a día y cada instante, el que une y es nuestra única razón para vivir como un hombre locamente enamorado de la mujer que sabe también ser su amante.
Háblame, y no me hagas pensar, que es el tiempo el que nos condena a vivir inexplicablemente tan distantes, haciendo que la voz que sólo era para mí, ahora se pierde en la desesperación de no poder amarte.
Háblame con el corazón ardiente, y en cada movimiento palpitante, hazme saber que nuestro amor está presente, aunque los labios de tu hermosa boca el silencio opaque tu sonrisa.
Háblame porque tengo prisa, no vaya ser que un día pierda la esperanza y de tanto esperar me canse y deje que la suave brisa se lleve consigo el dulce sabor de tus besos, las cálidas caricias y que el amor que decías era eterno, sea enterrado como un recuerdo junto a mí.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com