Gobernabilidad, capacidad de generar política adecuada y de llevarla a la práctica, que pasa por consenso en sistema de gestión coherente (regímenes, instituciones, leyes, cultura, conocimientos, prácticas y tradiciones), y administración adecuada del sistema (participación y aceptación social y desarrollo de competencias) El elemento central es construir (implantar y desarrollar) arreglo institucional armónico.

La gobernabilidad se asocia a restricciones y posibilidades para incorporar cambios institucionales. Implica construir institucionalidad, (diseñar y reconocer reglas, crear organizaciones y desarrollar nuevos comportamientos de agentes público y privado. Todo proceso de construcción social surge dentro de un fuerte proceso de cambio y destrucción del orden social vigente, desarmonías entre el arreglo institucional que existe y el nuevo, y son origen de crisis de gobernabilidad y será más aguda y larga en función de la profundidad y amplitud del cambio. La crisis es un proceso en el cual hay lagunas a ser subsanadas y contradicciones que reclaman negociación.

Los estudios para conocer la percepción de la sociedad sobre instituciones públicas muestran que mantienen falta alarmante de credibilidad. Distintos factores, no todos imputables a las instituciones, influyen: Falta de capacidad institucional al resolver problemas críticos que afectan a la sociedad, sea reflejo de limitaciones en que operan, falta de recursos, poderes o acceso político; prejuicios y noción ideológica respecto al rol del Estado y su regulación del sector privado, debilidad de entidades de la sociedad civil y problemas por la globalización.

Estas debilidades son resultado de prácticas de gestión obsoletas e ineficientes; del intervencionismo político al participar actores públicos en decisiones gerenciales, operativas, financieras o económicas de la administración, con fines políticos de corto plazo u oportunistas; de la falta de recursos financieros y humanos; o de mal diseño institucional (carencia de facultades y poderes claros, confusión de roles, ausencia de mecanismos de resolución de conflictos y otros) Así, las organizaciones carecen de capacidad de inventario y de gestión que se agrava por decisiones sin análisis de las capacidades existentes.

En países desarrollados, de fuerte estructura corporativa (industrial, social, gremial, usuarios, ambientalistas, etc.) representativa de sectores de intereses, de alto grado de pluralismo participativo, con poderes compensados entre sectores y estructuras, con respaldo eficaz en prestación de justicia y educación, de acuerdo entre corporaciones o sectores, son instrumentos que ganan terreno. En un sistema sin balance de poder ni igual capacidad de acceso entre sectores, el sector con mayor capacidad logra políticas que no redundan en beneficio general. La sociedad civil pierde su sentido, asimetría que lleva a asignaciones injustificadas de derechos; proyectos con impacto económico global negativo con beneficio sectorial; regímenes que no generan eficiencia al prestar servicios de utilidad pública.

El balance es fundamental. La falta de equilibrio entre variables ambientales, sostenibilidad económica y dimensión sociopolítica lleva a crisis de gobernabilidad. La débil presencia de la sociedad civil se sustituye por grupos sin representatividad en la sociedad sin condición de generar visión comprensiva de los problemas y se limitan a reproducir mensajes generados en realidades distintas. Asociado, se presenta un elemento de descrédito, la percepción pública de la existencia de captura del aparato institucional del Estado por sectores formales y otros ilegales, en detrimento del conjunto. Grupos de presión específicos generan decisiones sin racionalidad ajenas al bienestar económico general. La captura del gobierno es la principal razón de los problemas de gobernabilidad.