“Los enemigos del hombre están en su propia casa…”

San Mateo El Evangelista

No entiendo qué sucede en la campaña del ex gobernador Eugenio Hernández Flores.

Quien escribe juraba que al retomar Geño su protagonismo político –en este caso el electoral– su presencia incendiaría las praderas y cimbraría los cimientos de la vida pública tamaulipeca. Apostaba cien a uno.

Garantes de un escenario así, eran y son su carisma, su sensibilidad social y el cariño –no es elogio porque he sido testigo de ello– que aún le profesa gran parte de los ciudadanos.

Sin embargo, la verdad es que a tres semanas de la cita para acudir a las urnas, no he percibido el resultado de esas circunstancias en su búsqueda del voto para intentar llegar al Senado.

Hasta ahora Geño ha hecho, hay que reconocerlo, un notorio esfuerzo para recuperar terreno en ese sentido, pero es evidente que continúa a medio gas. Lo conozco y tengo la certeza de que aún minado por el abuso cabecista, tiene el ánimo suficiente para dar más, mucho más de lo que ha puesto sobre la mesa electoral del Estado.

¿Qué lo ha frenado? ¿Qué lo mantiene en cámara lenta? ¿Quiénes le están amarrando las manos?

Confieso que no lo sé.

Lo que sí me queda claro es que si en esta contienda cívica no logra Geño como dice la voz popular, demostrar que todavía conserva “el toque” para levantar un bulto que a veces es lastre, como el Partido Verde Ecologista, será muy difícil que en Tamaulipas encuentre a corto plazo más puertas abiertas para nuevas aventuras de esta naturaleza. En parte –y él debe saberlo– se está jugando su futuro político.

A menos, permítame especular, que como en el viejo PR, ya exista un acuerdo de por medio…

LINCHAMIENTOS

No soy su partidario ni mucho menos, pero en la percepción de este servidor, se está cometiendo una injusticia con Jorge Alvarez Maynez, el candidato de MovImiento Ciudadano a la Presidencia de la República.

El linchamiento a su figura ya pasó de una anécdota electoral a una sistemática satanización que nubla los merecimientos del emecista. Una noche de copas al lado del niño atípico Samuel García, quien pretendía ser su mecenas y se convirtió en su mayor error, es un fardo que no ha podido –y difícilmente lo hará– quitarse de encima.

Hoy, quien era un lúcido tribuno en el Congreso de la Unión, un dedo de fuego para marcar los yerros oficiales, se ha convertido en blanco de burlas y cuchufletas que en dos meses han borrado una trayectoria de lustros, sólo por un momento etílico que hay que aceptarlo, 90 de cada 100 mexicanos lo hemos vivido. Insisto, en mi visión personal, es una injusticia.

Y cuidado con ese acoso. No olviden que la simpatía se dirige por lo general hacia quien se percibe como el más atacado y por consecuencia como el más débil.

No olviden también que los jóvenes, ese músculo electoral al que tanto buscan ahora, son el segmento social más solidario entre sus integrantes y el avance de Maynez en los sondeos no es para minimizarlo. Ayer el éxito fue una canción, Hoy puede ser un baile.

En una de esas, quienes lo ridiculizan en realidad lo están ayudando…

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