Cuando el dinosaurio priista herido por las huestes que de manera eficiente se encargaron de hacer del conocimiento público todo error cometido; todo fracaso obtenido; el estilo de gobernar de manera absoluta e irresponsable hacia las leyes; destapar la corrupción prohijada entre Estado mexicano con quienes tienen interacción con él; de mostrar el fracaso para contener la violencia que azota al país, de demostrar con cifras el empobrecimiento social en lo cultural, en salud, en educación, en valores humanos; cuando todas estas lesiones en apariencia de tipo mortal para el viejo dinosaurio, el 4 de junio el estado de México las alivió. Hasta Moreira, con todo y antecedentes en el desempeño público dignos de una investigación penal, será diputado federal.
En un entorno electoral que los partidos políticos conformaron con acusaciones de corrupción, con señalamientos de violación a las leyes electorales; con evidencia de recibir dinero de manera ilegal e ilícita por miembros de partidos políticos; con encuestas hacia la desaprobación ciudadana de los gobiernos de Peña Nieto y de Eruviel Ávila en el estado de México, con una docena de ex gobernadores presuntamente responsables de actos de desviación de dinero público y de enriquecimiento inexplicable, amén de relaciones con el crimen organizado, en ese mar revuelto, el PRI salió triunfador.
Los medios de comunicación, como nunca antes en la historia, denunciaban toda irregularidad de la que tenían conocimiento, resultando más afectado el PRI. Las opiniones mayoritarias en las redes sociales evidenciaban rechazo social al PRI. Grupos de intelectuales formaron un bloque de rechazo hacia el PRI, invitando a la sociedad a no votar por este Partido. Con un proceso electoral sumamente vigilado para evitar fraudes y maniobras, en especial con marcaje al PRI, ¿cómo fue que el PRI obtuvo mayoría en las urnas en el estado de México? El PeñaPRI mostró que cuando quiere, se puede; cuestión de los intereses en juego.
Esperemos que el optimismo que debe desbordar a quienes conforman la cúpula de Peña Nieto incrustada en el PRI, no se traduzca en repetir el “gasolinazo” como fuente de ingreso público ahora con el pretexto de que no aplicar un nuevo aumento, las pensiones de los mexicanos serán las que resulten afectadas de manera negativa. Porque, “buenas nuevas”, es difícil esperar.