En memoria de Salomón Sutton

Los desastres naturales son fenómenos de la naturaleza que impactan fuertemente a las personas, principalmente a los más pobres, a los municipios y comunidades con índices de marginalidad, a la infraestructura como los caminos rurales, a la economía regional, a la salud y a la educación y por consiguiente al empleo y al desarrollo económico. En suma, Impactos fuertes en materia de vivienda, monumentos históricos como en el Istmo de Tehuantepec e infraestructura carretera, en el caso de los huracanes.

Por ejemplo, cerca de la mitad del impacto de los desastres entre 1999 y 2018, fueron en el sector carretero, la mitad en municipios de alta marginalidad; tres quintas partes de los 700 municipios declarados en desastre por sismos en 2017 presentan grado de marginación alto y muy alto; el costo anual de los desastres más costosos, se dio en los años de 2010, 2013 y 2017.

México ha sido castigado por la naturaleza con todo tipo de desastres naturales, claro el tamaño del impacto se debe a las condiciones de pobreza de la gente y por ello, somos víctimas de todo tipo de los mismos.

El costo de la inundación en Tabasco en 2008, fue de alrededor de 3,000 millones de dólares, hubo investigaciones importantes como el estudio de las características e impacto socioeconómico de las lluvias extremas de ese año y se interrumpió el fortalecimiento de la infraestructura para evitar las inundaciones. Hoy estamos viviendo este problema nuevamente en ese estado, tan castigado fiscalmente por el cambio de fórmulas de distribución de participaciones de 2008. Además, lo más importante es la pérdida de vidas y retrasos en la reconstrucción, entre otras cosas por los pari passus a los que obligaba las reglas del FONDEN y que por ejemplo no considerabas las pandemias y epidemias, como ya incluimos en la auditoría que coordina la ASF con países de América Latina miembros de OLACEFS.

Por otro lado, se ha dado una geografía nacional de los desastres, mas focalizada en los estados del sur-sureste, Como Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y Veracruz entre otros, hasta sumar 16, a los que se les dificulta la reconstrucción por los pari passus.

El FONDEN se creó en 1996, pero se aplicó a partir de 1998, el cual fue presentado a los secretarios de finanzas estatales en la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales, en San Carlos en el estado de Sonora.

La estructura del pari passu fue regresiva; la aportación municipal llegó a 70 por ciento en algún momento, y para los estados de 60 por ciento, lo que se igualó en 2001, al 50–50.

Al no poder aportar sus pari passus se recurrió primero a la simulación de mandar recursos federales de alguna secretaría como comunicaciones y transportes que finalmente se convertían en la aportación estatal al Fondo, en las declaraciones de desastre los gobernadores más influyentes incluyeron municipios no afectados y finalmente se crean en BANOBRAS los llamados “bonos cupón cero”.

Créditos muy costosos para los estados, dadas las condiciones y que se dijo que no eran deuda, pero no se pueden salir y han sido más costosos que un crédito con la banca comercial, a decir de algunos de ellos. Así el FONREC ha dispuesto de 19 mil millones de pesos, su saldo es alrededor de 12 mil millones y sus plazos han sido de 20 años, para que los nietos los terminen de pagar.

En el futuro sin el FONDEN, el uso de los recursos por la vía presupuestal será más ágil, se elimina aparentemente lo cual es positivo la aportación estatal y será más ágil la fiscalización superior al revisar su ejercicio de manera más transparente por una tramitología menos complicada para quienes tienen que trabajar localmente en la reconstrucción.

Fuentes oficiales han señalado que el FONDEN cuenta con 6 mil millones de pesos, y arrastra pasivos por 21 mil.
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