Las personas que sufren coronavirus de larga duración hablan de los desafíos que afrontan desde que contrajeron la enfermedad meses atrás (British Journal of General Practice) El objetivo de la entrevista a 24 personas que no se recuperan de los síntomas y secuelas del coronavirus, es concientizar a la población. Se estima que afecta uno de cada 10 pacientes. Los participantes describen lo difícil que fue experimentar, comprender y gestionar sus síntomas. Hablaron del apoyo que buscaron: personas en su misma situación, gente por internet, terapias alternativas, dietas especiales, suplementos y sanidad pública. Ninguno fue hospitalizado y sólo uno tuvo diagnóstico confirmado pues aún había escasez de pruebas.
Coronavirus le pasa factura al cuerpo: Una mujer de 20 años comenta que salía a correr y hacer ejercicio, ahora apenas puede caminar, estoy agotada. Le preocupa las secuelas en los pulmones, no quiere someterles presión. Si se esfuerzan me vuelve el dolor. Es horrible. No salgo a pasear porque sé que, si camino al final de la calle, me va a molestar. Todos los participantes coinciden en que los problemas persistentes que sufrieron cambiaron su esencia. Un hombre de 60 años habló de síntomas neurológicos: No era niebla mental, era confusión, tardé mucho en superarla. Disfruto trabajando en el sector de la comunicación, pensé que había perdido esa parte de mi vida.
La persona infectada intenta todo para gestionar sus síntomas: Hay un grupo de Facebook Long Covid Support Group, donde comparten consejos para enseñar a los demás a manejarse en su nueva situación. Una mujer de 42 años: Al principio tomé suplementos de vitamina D, C, zinc y un multivitamínico. Ahora con vitamina B12 por el ardor de pies, con probiótico y omega-3. Una participante de 30 años dice, estoy bien con dieta antiinflamatoria y antihistamínica. Es muy estricta, pero noté gran mejoría también con los síntomas neurológicos.
Es duro que no te crean tus médicos: Como la atención es telefónica, a muchos participantes no les vio un médico. Los que lograron ir lamentan que sus médicos no tomaran en serio sus síntomas. Recalcan la necesidad de encontrar un médico de cabecera que los escuche y tome en serio. Una mujer de 40 años dijo: Voy cada vez a un médico distinto. Uno de ellos pensaba que era ansiedad: No le pasa nada en los pulmones, es ansiedad. Lo que hay que tratar es su ansiedad. ¿Cómo va a superar la pandemia si no consigue tratar su ansiedad?’. Fue una experiencia molesta. Y sabía que me faltaba el aire. Mi marido, tampoco me creía del todo, me sentía muy sola sin nadie con quien desahogarme”.
Es complicado cuando vuelven los síntomas: Una mujer de 50 años describe el calvario de síntomas reincidentes. Sientes que mejoras y de repente te vuelve la fatiga u otros síntomas. Seguía notando la presión en el pecho. Después de 15 días, desaparecieron, y volvió la fatiga. No conseguía hacer nada. Dejé de caminar. El médico me dijo que era fatiga postviral y que descansara, así que a no hacer nada.
La vuelta a la rutina es paulatina: Muchas personas con secuelas de larga duración dicen que cometieron el error que querer hacer mucho antes de tiempo y hay que ir poco a poco. Una paciente de 34 años dice que sus síntomas son tan duros que ni siquiera es capaz de pelar zanahorias, después de pelar patatas. No puedo hacer dos tareas. Hago una tarea, descansar unos minutos y pasar a la siguiente.
Los grupos de apoyo sirven de ayuda, con moderación: Gente busca apoyo por internet, pero provoca ansiedad. Mujer de 34 años: Al principio fue muy alentador ver que no estaba sola y que no me lo estaba inventando, pero me preocupaba más leer tantas experiencias y afectó mi salud mental. Otra mujer de 31 años comenta: Estoy en un grupo de apoyo en Facebook, pero intento no hacer mucho caso, me deprime y provoca ansiedad.
Es importante sentirse escuchados: Muchas personas que sufren Covid-19 buscan que se les escuche y su experiencia se reconozca. Una paciente de 42 años señala: Hablar con mis médicos fue gran apoyo por el hecho de sentirme escuchada. No fue su culpa que no pudieran hacer nada más para ayudarme. Sólo necesitaba saber que no estaba volviéndome loca y que lo que sentía era real. Otra paciente comenta lo mismo: Presta atención cuando le cuento mis problemas y no tiene reparos en admitir que no sabe cómo tratar mi enfermedad porque es un virus nuevo, no va por ahí fingiendo que lo sabe todo, y eso es bueno.