Hay preguntas éticas sin atención: ¿Qué hay que proteger ¿individuos, derechos básicos? ¿Cómo evaluar necesidades o derechos de generaciones futuras? ¿Qué es sostenibilidad? Estas preguntas no se formulan al elaborar y aplican políticas públicas. Si queremos concebir y aplicar políticas racionales, coherentes y eficaces, debemos saber cuál es el soporte del desarrollo sostenible, lo que queremos conservar y con qué finalidad. De la ausencia de objetivo moral en la política pública, deriva el histórico secuestro de México por grupos de poder criminalizados.

Un punto fundamental de la ética es el valor moral, conocer lo que se debe proteger y lo que posee valor, es la base de las actividades y decisiones humanas pues el valor moral, distingue al ser humano. ¿Para qué gobernar? ¿Cuál es el interés que oculto, me lleva a participar en instituciones altamente corruptas? ¿Deseo cambiar el estatus de corrupción y secuestro de México, o me sumo al estatus para ser parte activa y obtener ganancia a costa del país? ¿Qué debo respetar, útil para el ser humano, o el ser humano tiene valor moral en sí mismo? Candidatos, políticos, funcionarios, gobernantes, ¿toman en cuenta estas interrogantes en su toma de decisiones? Sus actos demuestran que no es así, que el ser humano es el pretexto para obtener poder y lograr actuar para su conveniencia personal y de grupo. El gobierno son gavillas, llevará dos décadas que el gobierno se adecente y combata a la delincuencia.

Las generaciones futuras son tema ético, sostenibilidad es preservar al ser humano bajo el principio de precaución para aplicar la ética a la ciencia y la tecnología y elaborar prácticas eficaces para mejor gestión de riesgos y asegurar información precisa al público. Ocuparse de las generaciones futuras fortalece y transforma el concepto de justicia. “Valor intrínseco”, idea de que la naturaleza tiene valor propio sin que importe su utilidad para el ser humano, como forma de combatir la pobreza. Valorar la naturaleza por su utilidad o beneficio que aporta, la motivación moral de preservar la biodiversidad y protección de recursos hídricos es insuficiente, el daño ambiental y escasez de agua lo demuestra. Se debe motivar la preocupación del ser humano por su bienestar y orientar una política pública con base en el humano.

“Valor intrínseco” como principio ético se basa en el respeto que permite establecer derechos: respetar una forma de vida no quiere decir que tenga derecho a vivir, ni que todos los seres vivos tengan el mismo derecho a la vida, sino que la forma de vida tiene valor. Sin embargo, la política pública se apropia por gobernantes carentes de ética que niegan el valor de la diversidad de lo que el ser humano desea, piensa y anhela, y se pinta del color del partido político en el poder. Esta actitud debe guiar el cuestionamiento del proceso de campaña política actual, enfrentar ideas con los candidatos, no escuchar retahíla de promesas de bienestar. Así nos han acostumbrado, a no pensar, no cuestionar, a esperar una dádiva u oportunidad de un trabajo y así adecentar la dádiva y la renuncia social a nuestros derechos humanos básicos. Es aplicar una capa de dignidad a lo que está podrido.