Tardía pero contundente fue la respuesta del presidente mexicano Enrique Peña Nieto en contra las acusaciones de que su administración espía a comunicadores e integrantes de organizaciones civiles.

 

En su posicionamiento justifica que ninguna persona ha sido afectada en su vida por haber sido espiado y aseveró que la Procuraduría General de la República investiga las supuestas prácticas de este sentido.

 

El pronunciamiento presidencial responde a un reportaje de uno de los rotativos más importantes de Estados Unidos, donde se documenta que el gobierno mexicano adquirió equipos para realizar prácticas de espionaje. Que derivó en algunas reacciones de comunicadores de renombre nacional.

 

No obstante a la reacción presidencial, la historia de contemporánea lo mismo en la edad media y antigua hay antecedentes de las practicas de espionaje en los países de occidente, que datan desde los primeros siglos de la era cristiana y que se prolongaron en el devenir de los años. Así el espionaje casi se instituyó, debido a los resultados de esta práctica durante las principales guerras entre los países europeos.

 

Por lo mismo para nadie debería ser motivo de escándalo, como busca distencionar la controversia desatada por la publicación del The New York Times a inicios de la semana que concluye, el rotativo de referencia. Lo cierto es que ha sido una práctica propia de las “dictaduras” de la mayoría de los países del universo, de la cual no han escapado los gobiernos mexicanos de cualquier color o sigla. En esta entidad, durante la administración del ex gobernador Eugenio Hernández Flores fue localizado un equipo con esas características en un domicilio privado en el segundo cuadro de esta capital.

 

Del cual en su momento se decía que parte del equipo de espionaje que el huésped de Florencia Italia, había dejado como herencia a su sucesor. Era tal el pánico entre los propios priístas que Tomás Yarrington Ruvalca fue quien además de instalar el actual blindaje a la oficina del Ejecutivo, desmanteló los paflones de la misma y también remodeló la Casa de Gobierno. Pero estas prácticas perversas también fueron utilizadas por el gabinete del ex gobernador Manuel Cavazos Lerma.

 

En cuyo sexenio circularon equipos utilizados en los auriculares de los teléfonos de los funcionarios, para evadir una eventual intervención. Sólo ellos sabían de quiénes y los motivos por los que se cuidaban, hasta de su propia sombra. Este ejercicio se extendió hasta finales del priato en Tamaulipas, ya que hasta los últimos meses del gobierno de Egidio Torre Cantú hubo indicios de las mismas prácticas.

 

Pero del equipo y la tecnología utilizada para espiar, nada se supo durante la entrega-recepción. Lo cierto es que de algunos aparatos de comunicadores se esfumaron los ruidos extraños en los equipos de sus familiares y propios. La actual administración no ha dado muestras de este ejercicio.

 

Quizá porque no se ha requerido. En otro orden, 63 policías estatales recibieron constancia del curso de capacitación denominado Supervisor de Primera Línea, el cual fue impartido por instructores certificados de Estados Unidos, dentro del acuerdo multinacional iniciativa Mérida. Por lo mismo el secretario de seguridad pública, Luis Felipe López Castro, se mostró satisfecho por los resultados de la Universidad de Seguridad y Justicia.

 

Ayer falleció el luchador social victorense Eduardo Alcalá, el mismo que ocupó la Presidencia del Consejo Cívico Ciudadano de Ciudad Victoria, donde destacó por sus férreos cuestionamientos hacia las autoridades locales