The New York Times reveló que el Estado Mexicano usa un programa para espiar a líderes y activistas, cuando se aprobó para investigar a criminales y terroristas.
Los afectados son el Instituto Mexicano por la Competitividad (IMCO) y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), que representan al sector empresarial corporativo desilusionado con Peña Nieto; la Alianza por la Salud Alimentaria y el Centro Prodh, órgano independiente de defensa de derechos humanos. Loret de Mola y Carmen Aristegui, incluso sus familiares.
El instrumento en uso para espiar vía teléfono es Pegasus, de compañía israelí, que cobra 650 mil dólares por espiar a 10 usuarios, además de 500 mil dólares por instalación. Se infiltra en los teléfonos y otros equipos, y monitorea todo detal de la vida de una persona, utiliza el micrófono y la cámara del teléfono para espiar. Este sistema está en servicio desde 2011 en varias dependencias federales. Nada es nuevo bajo el sol, sólo la tecnología cambia la manera de espiar.
La historia del poder ha requerido el servicio de espías, siempre. Las antiguas asociaciones, religiosas o de libre pensamiento, se manejaban con secrecía, se reunían en lugares sólo conocidos por sus miembros; guardaban la información conveniente, difundían lo que convenía y recogían información del pueblo.
En Persia y Roma, los políticos tenían espías para obtener información acerca de las intrigas del poder. En la Edad Media, la Iglesia Católica tenía más poder que muchos reyes y una red de espías. Genghis Kan formó una formidable red de espías.
Traía información al Khan y llevaba la que la estrategia del Khan decidía para amedrentar a sus rivales. La corte de Isabel I fue campo de intrigas. La labor de Walsingham fue tener a la monarca un paso adelante de sus adversarios. En mayo de 1582, interceptó correspondencia del embajador de España en Inglaterra, Bernardino de Mendoza, en la que describía una conspiración de invasión u hacer reina a María de Escocia. Con María confinada, Walsingham probó lo que sabía sin ponerse en evidencia.
Hizo creer a María que tenía correspondencia secreta con sus aliados a través de cartas que él mismo escribía y le hacía llegar escondidas en un barril de cerveza. Walsingham obtuvo la evidencia de que María conspiraba. Fue juzgada y sentenciada a muerte.
Los Reyes, los nobles, los políticos, los Papas, tenían quien probara su alimento y bebida antes que ellos para asegurarse que no estuviesen envenenados. Durante la Revolución Francesa, Robespierre y colaboradores espiaban al pueblo y reprimían con violencia la disidencia interna.
En 1793, el gobierno revolucionario estableció 12 Comités de Vigilancia autorizados para identificar, monitorear y arrestar a cualquier sospechoso, noble, extranjero o francés que hubiera llegado al país, a funcionarios públicos suspendidos y muchos más. Medio millón de personas en Francia sufrieron a los comités de vigilancia, que fueron crueles.
En los siglos XVIII y XIX, varios gobiernos en Europa dieron nivel burocrático a la vigilancia al establecer departamento oficial, “cámaras negras” para leer cartas de individuos sospechosos, ubicadas en edificios del servicio postal.
Abrían, copiaban y cerraban las cartas, y se reenviaban a las direcciones sin sospecha, lo que provocó un escándalo en el gobierno británico en 1844. Hitler y Stalin, en Alemania y Rusia mataron millones de ciudadanos acusados de conspiración. En 1922, EE.UU realizó en Washington una conferencia de desarme naval. Participaron Reino Unido, Francia, Italia y Japón.
En las conversaciones se espió a los equipos de negociación, los delegados y sus países de origen, lo que permitió acuerdos que logró ventaja en la carrera armamentística naval para EUA.
Detrás de la Cortina de Hierro, durante Guerra Fría, la vigilancia de la población fue cotidiana. En Alemania Oriental durante 40 años, el servicio de inteligencia del ministerio de Seguridad monitoreó y registró las actividades de sus ciudadanos para sofocar revueltas y posibles disidencias. A la caída del muro de Berlín, tenía 91 mil efectivos con una red de informantes cercana a las 200 mil personas.
EUA al fin de la Segunda Guerra Mundial revisaba cada telegrama que entraba o salía del país. Creó una lista de vigilancia de ciudadanos estadounidenses sospechosos de actividades subversivas. El espionaje permite a las potencias mundiales robar, unas a otras, secretos en armas y en estrategia política.
El espionaje es una actividad histórica destinada a proteger la integridad física y territorial, de posesiones, de tecnología, y a obtener del terceras personas lo que sea posible en estos aspectos.
No se dedica a aquello que puede dar un dolor de cabeza que se cura con un analgésico, barato o caro, según el precio de aquel que provoque el dolor de cabeza, por lo que la nota del espionaje por Peña Nieto a las organizaciones y a las personas que se cita, parece cortina de humo para proteger intereses más poderosos que deben ser encubiertos para seguridad de los Estados, tal vez del mismo EUA de donde proviene la información.