José Calanda Montelongo, coordinador estatal de las Mesas Ciudadanas de Seguridad y Justicia, insiste en que Tamaulipas vive un momento de bonanza en materia de seguridad.

Sin embargo, esta afirmación choca frontalmente con la realidad que viven los tamaulipecos, sobre todo en municipios como San Fernando, Reynosa, Matamoros y Río Bravo.

A pesar de que Calanda se aferra a cifras aisladas para respaldar su discurso, la violencia sigue siendo una constante en muchos municipios.

Los enfrentamientos entre grupos criminales, los homicidios y la sensación de inseguridad son una realidad que la ciudadanía no puede ignorar.

Es preocupante que  justifique la violencia como un resultado inevitable del patrullaje policial. Al decir que no pasa nada, no sólo minimiza el sufrimiento de las víctimas, sino que también cuestiona la eficacia de las estrategias de seguridad implementadas.

La afirmación de que Tamaulipas se encuentra en un nivel de seguridad perfecto es una falacia que busca ocultar la gravedad de la situación. Negar la evidencia y subestimar el dolor de las familias es una falta de respeto hacia la ciudadanía.

Es fundamental que las autoridades sean transparentes y reconozcan los verdaderos desafíos que enfrenta el Estado. La seguridad no se construye con discursos triunfalistas, sino con acciones concretas y una verdadera voluntad política.

La situación en Tamaulipas, aunque grave, no debe ocultarse. Es necesario un esfuerzo conjunto para garantizar la seguridad de todos los tamaulipecos.

¿A quién quiere engañar Calanda con sus afirmaciones? Hasta me hizo recordar el gobierno de Egidio Torre Cantú, el sexenio del no pasa nada y de los hechos aislados.