Lo que en otros tiempos el otrora partidazo -PRI- movía las masas lo mismo jugaba con la militancia de sus partidos adversarios lo es hoy Acción Nacional. Desde la mesa de café rebosante, con bocadillos de una fina repostería. Y oradores combativos en salas de prensa, el partido albiceleste se posiciona como el instituto arrollador que lo mismo obtuvo triunfos en 31 Ayuntamientos que en 21 de los 22 distritos electorales en la última elección.
Pero ni la segunda fuerza política -Morena- en Tamaulipas ha mostrado los tamaños para disputarle el poder a los Vientos de Cambio. Más bien se ha estancado en la dinámica de ataques frontales y amenazas electoreras, más que una propuesta sustentada, que abone al desarrollo y el fortalecimiento de la economía de las regiones del país. En esta entidad la temática de los morenistas ha sido golpeadora pero no ha trascendido de ese estadio.
Así mientras Alejandro Díaz Durán, suplente del senador Ricardo Monreal, como un animador de circo de rancho, está desbocado en desacreditar la administración estatal de Acción Nacional en Tamaulipas, con señalamientos que mas bien parecen escopetazos al aire para ahuyentar los palomares sorgueros.
Lo propio hace el senador panista Ismael García Cabeza de Vaca, cuando de manera puntual señala, cuestiona y hasta “ridiculiza” por decirlo peyorativamente hablando, la actuación del Jefe del Ejecutivo Nacional. Que ciertamente tiene puntualizaciones relevantes. Pero que también es parte de la impotencia de su grupo político ante la arrolladora bancada de Morena en la máxima tribuna del país.
A diferencia de Acción Nacional, que tiene un dirigen jovente, como Luis Cantú- preparado en las nuevas competencias y tecnologías de la cuestión publica, política, pero sobre todo electoral. Morena tiene a un profesor que ralla en los 70 años de edad -Don Enrique Torres- un buen hombre pero para las tareas del trabajo político sobre todo electorero no suma únicamente la experiencia sino las habilidades y destrezas.
Por ello y otros motivos la sede apostólica romana retira de la actividad eclesiástica a sus obispos a los 75 años, porque un hombre o mujer a esa edad es más capaz de romper los protocolos, porque tiene su vida hecha, vivió, vio y degusto de la vida, son capaces de incurrir en tarugadas mayores a las nuevas generaciones.
En el caso de Ismael y Alejandro en el primero predomina la vitalidad, la energía y la fuerza joven. Y en el segundo se impone la experiencia, que ciertamente no se improvisa además pero, ¡eh ahí! la paradoja. David venció a Goliad.
Durante la conferencia de prensa de Acción Nacional el comunicador Alejandro Paz cuestionó al dirigente panista Luis Cantú, respecto a si Acción Nacional perdonaría al diputado Mario Ramos que dejo las filas de Movimiento Ciudadano para incorporarse a las filas del albiazul, lo que provocó la irrisión de los asistentes.
Y le recordó a este redactor una de tantas historias que circulan del bien recordado Padre Chayo, cuando en una peluquería contigua a la Catedral jugaba en pareja una corrida de domino. Su pareja habría lanzado una ficha que derivó en una “bota” de puntos en su contra. La pareja de Cura según la leyenda popular, se llevo las manos a la cabeza y expresó. ¡Perdoneme Padre! Había sido la exclamación. A lo que el legendario sacerdote respondió. Allá te perdono, pero aquí Yaanga Yañanga.
Por ello se dice en el argot de los que se creen creadores de los dogmas de la política neoliberal, conservadora, de la social democracia, la tercera vía y el neopopulismo. Qué en Política, quien perdona se traiciona.