El derecho a una pensión o jubilación es una forma de lograr que los adultos mayores cuenten con seguridad económica, ocupa el segundo lugar entre los mecanismos por los cuáles las personas con 60 años o más obtienen dinero. La pensión se asociad con actividades laborales que los individuos con 60 años o realizaron a lo largo de su vida, pero 85% de los adultos mayores que trabajaron durante su vida no reciben pensión. La Ley del Seguro Social menciona que para obtener la pensión es que el trabajador labore durante 30 años, lo que pone en desventaja a los que participaron en el mercado de trabajo formal sin cumplir con este requisito.

El proceso del envejecimiento en México es visible desde los 90s. La esperanza de vida se espera llegue a 77 años en 2030, muestra de logros en materia de salud, pero está pendientes empleo, vivienda, salud y servicios públicos para el adulto mayo. La Encuesta Intercensal 2015 dice que la población de 60 años o más es el 10.4% de la población total. Conforme a las proyecciones de población, 8 millones de personas se incorporarán a este grupo en los próximos 15 años, llegando a 20.4 millones en 2030

La mujer históricamente se dedica a los quehaceres y atención de los hogares, lo que limita su participación en el mercado de trabajo formal. 36% de las personas que no reciben pensión o jubilación trabajan, proporción mayor a la de los que reciben pensión; es decir, la condición económica obliga al anciano a laborar para sobrevivir.

Entre las causas que influyen para que el adulto mayor sigua laborando destacan la falta de ingresos de las personas mayores en el contexto de menos hogares multigeneracionales, por lo que la familia no puede ayudar al adulto mayor, y la debilidad del sistema de pensiones, lo que les obliga a seguir trabajando más allá de la edad legal de jubilación, para generar ingresos para su subsistencia.

La tendencia de envejecimiento tiene consecuencia en el mercado laboral, escasez de oferta laboral y en el sistema de pensiones, cuya sostenibilidad peligra. Esto afecta sistemas de solidaridad intergeneracional y los sistemas de ahorro individual y fomenta el diseño de medidas que incentiven o, como en el caso del aumento de la edad legal de jubilación, impongan una actividad laboral más extendida

Los mejores niveles de salud, el interés en el contenido y los aspectos sociales y económicos del trabajo y la expectativa de vida más larga, estimulan el interés de las personas mayores en seguir vinculadas con el mercado laboral. La evolución de la participación laboral de mujeres de 60 años se incrementa en el mercado de trabajo. Influyen aspectos como mayor esperanza de vida de la mujer y nivel de viudez, en un contexto de baja autonomía económica de muchas mujeres mayores.

Las personas mayores que tienen una inserción laboral involuntaria necesitan ingresos laborales y no pueden darse el lujo de quedar desempleadas. Muchas personas mayores que trabajan por preferencia más que por necesidad, tienen su propio proyecto económico o trabajan porque se les ofertó, más que por búsqueda de empleo.

La Ciudad de México es la entidad con el mayor porcentaje de población de 60 años y más (14.3%), la de menor proporción es Quintana Roo (6.2%) Veracruz (12.1), Oaxaca (11.9), Morelos (11.8), San Luis Potosí (11.4), Michoacán (11.1) y Yucatán (11.1) presentan altos niveles de proporción de adultos mayores