La segunda década del siglo XXI, se distingue por el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, herramientas que han evolucionado exponencialmente. De hecho, su integración en distintas acciones y procesos de los distintos órdenes del Estado es cada vez más evidente, como sucede con la facturación electrónica, la realización de trámites en línea o las notificaciones por medios electrónicos en distintos procesos judiciales o administrativos y en las auditorías digitales en la fiscalización superior.
Tanto INTOSAI, como OLACEFS, han realizado importantes esfuerzos para promover y facilitar el uso de las nuevas tecnologías en la labor auditora y, otras instituciones internacionales, han señalado las ventajas de su utilización para fiscalizar el uso de los recursos públicos de una manera aún más precisa y, gracias a ello, facilitar la detección e investigación de posibles actos de corrupción.
Consciente de las ventajas de la digitalización, el Plan Estratégico 2018-2026 de la Auditoría Superior de la Federación, estableció como uno de sus ejes fundamentales la calidad, resultados e innovación digital para posicionarnos como una entidad reconocida por la calidad técnica en materia de fiscalización a nivel internacional. Acorde con las metas y objetivos del Plan Estratégico, la Auditoría inició su proceso de digitalización, y, al inicio de la emergencia sanitaria en marzo del año pasado, los avances alcanzados hasta ese momento permitieron identificar los proyectos a los que debía darse prioridad para asegurar la continuidad a los trabajos de auditoría.
La ASF se enfocó en consolidar el Buzón Digital-ASF, una herramienta tecnológica que permite la comunicación bidireccional entre los entes auditados y la ASF con seguridad y certeza. La utilización de este tipo de herramientas y plataformas de comunicación es el primer paso para avanzar hacia las auditorías digitales, ya que permiten intercambiar información y documentación, que forman parte importante del proceso de la auditoría, pero no lo abarcan por completo.
Estamos ante una auditoría digital cuando se utilizan, en distinta medida, diversas herramientas y sistemas en cada una de las etapas de la auditoría, desde su planeación, su ejecución y seguimiento. Para llegar a ese punto, las Entidades de Fiscalización debemos desarrollar una estrategia que tome en cuenta, primero, los alcances y propósito de su mandato constitucional, su marco normativo, sus capacidades, así como las condiciones de las entidades auditadas y determinar qué procesos pueden digitalizarse y cómo..
Por ello, para estar en condiciones de utilizar el Buzón Digital, la ASF requirió de una modificación a la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas, ajustar su normatividad interna, contar con el equipo y software necesarios, brindar capacitación tanto al personal de la ASF como de las entidades auditadas, generar manuales de usuarios, tutoriales, una mesa de ayuda y establecer un mecanismo de seguimiento. Gracias a este importante esfuerzo institucional, actualmente, nuestras áreas auditoras ya realizan diversas auditorías utilizando el Buzón Digital y se ha logrado reducir el tiempo que se destina a integrar un expediente de auditoría, sin comprometer la certeza y seguridad de la información. Paulatinamente, incrementaremos la utilización del Buzón, considerando, especialmente las condiciones y peculiaridades de las entidades auditadas, como, por ejemplo, los municipios más alejados y con limitaciones de acceso a internet.
El siguiente paso hacia las auditorías digitales es la utilización de las TIC’s en el análisis de información. El big data es una herramienta que facilita la planeación de las auditorías, afinando los análisis de riesgos y, con ello, lograr que sean más precisas y obtener mejores resultados.
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