A casi cuatro meses de no saber del tío Tiótimo, debido a la cuarentena establecida por las autoridades sanitarias, con motivo de la pandemia de Coronavirus; por más que le dije a mi pariente antes de despedirme el dieciocho de marzo, que nos comunicaríamos vía telefónica, nunca me habló, y cuando yo le dejaba algún mensaje en la caseta del ejido más próximo a su domicilio, nunca acudió a recogerlos; y todo por el miedo al contagio, pues aseguraba, que una de las principales vías de transmisión del virus era a través de la vía telefónica.

Él insiste en que el problema inició precisamente debido a las ondas emitidas a través de los celulares y de otras fuentes de emisión de microondas; no me explico de dónde saca esa información, si en el rancho donde vive no hay medios de comunicación y su vecino más próximo está a ochenta kilómetros; en fin, cuando a él se le mete una idea en la cabeza, no hay nadie que pueda hacerlo cambiar de opinión, por eso hoy me di una escapada para ir a saludarlo, desde luego, guardando todas las medidas preventivas para evitar el contagio: cubrebocas, guantes, careta, pelo recogido, uñas cortas, sin llevar ningún objeto en muñeca, manos y cuello, camisa de manga larga, pantalón sin pinzas, zapato cerrado, gel alcoholado, tapete desinfectante, una foto del Dr. Hugo López Gatell, esto último, para que el tío la adicione a su colección de héroes patrios. Pues bien, de plano al llegar mi Tío me desconoció de a feo, sacó su escopeta y poco faltó para que me diera con ella en la cabeza, porque la verdad, desde hace muchos años sólo la usa como martillo. Cabe mencionar que me tuve que despojar de aquel atuendo para que pudiera reconocerme y poner a salvo mi integridad física.

Cuando traté de explicarle por qué iba ataviado así, él me dijo: Ahórrate explicaciones, ya sé que vistes de esa manera para evitar el contagio, pero aquí en el rancho no lo necesitas, porque mi chiva, mi vaca, mi gallina y yo ya estamos vacunados contra el COVIT-19. Me apenó mucho soltar una carcajada, debido a la ocurrencia del tío, y cuando traté de disculparme, un tanto molesto me dijo: Ríete todo lo que quieras, pero lo que te digo es cierto. Vamos, tío, de veras que el que se está burlando de mí eres tú, cómo piensas que voy a creer que ya te vacunaste si ni siquiera existe la vacuna, porque los científicos chinos, los españoles, los italianos, los alemanes, y demás, no dan pie con bola, apenas sí están experimentando con algunos ensayos. Eso es lo que tú piensas, pero antes de administrar el veneno, ya se tenía el antídoto.

No digas barbaridades tío, se está pagando un costo muy alto con esta pandemia, como para especular con algo tan serio. Hay mijo no cabe duda que te falta mucho por vivir, no te fíes de los políticos, cuando ellos dicen no, es sí, y cuando dicen sí, es no, no lo digo yo, lo dice la historia, tarde o temprano saldrá la verdad de esta siniestra estrategia. Bueno tío dejémonos de hablar de política y dime cómo estás. Estoy como me ves. Pues te veo bien, es más te veo como siempre, delgado ojeroso, medio encorvado. Párale, párale, mejor así déjala, con tantas burradas me vas a enfermar de verdad, no reconoces en nada mi fortaleza y salud física, acaso no sabes que mi alimentación y mis hábitos son de lo mejor, y sobre todo mi paz interior, no veo televisión, no tengo teléfono celular, no tengo quien envidie mi situación o mi puesto en la vida y si falta algo por mencionar, te diría que mi economía no ha sido afectada por ninguna autoridad del pasado, ni del presente.

Por qué lo dices tío. Tú lo has dicho no me afecta la inflación, pues estoy más seco que una rama de árbol en invierno, no le tengo miedo a la recesión económica pues nunca traigo un quinto en la bolsa y si se tratara de pandemias, pues efectivamente ya estoy medio encorvado, o sea que la curva de mi vida ya empieza a aplanarse, hasta quedar en un plano horizontal. No lo diga ni de juego tío, ya quisiéramos mucho ser tan correoso como usted, se nota a leguas que tiene buena madera, pero sobre todo, nunca ha tenido miedo a vivir, no en balde tiene bien ganado su centenario en años.

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