El inesperado viento embravecido que llegara, se llevó consigo el polvo del entorno cargado de apatía, generado por el ánimo harto deprimido, que acompaña a los hombres y mujeres que se alejan de la fe, por la ausencia de libertad y de justicia, y se llenan de pesar por la identidad que nos hermana, más, en un sutil momento de amor y de confianza, Dios envió la lluvia para limpiar el panorama y devolver así el color verde a la bandera, nuestro símbolo nacional de unidad republicana que representa la esperanza en la amada patria mía, y lograr hacer resplandecer de nuevo, el blanco de la paz, desplazando las tristezas del enrojecido cielo que nos recuerda con dolor, que no debemos volver a padecer el sentirnos extraños en nuestra tierra mexicana.
Miro hoy por la ventana de los ojos de la Madre del nuestro Salvador, que por el amor infinito que siente por nuestro pueblo siempre fiel, interceda a nuestro favor para regresarnos la paz que con desesperación tanto reclama el país, en un solo rito de oraciones, para que todos los corazones pidamos al divino Creador nos aleje de la tentación de no vernos como hermanos y surja la misericordia y el perdón para perdonar y ser perdonados, por lo que hemos hecho o dejamos de hacer para la gloria de nuestro país, y asegurar el porvenir de justicia, paz, equidad y libertad para las nuevas generaciones.
Oración por la Paz en México: “Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, mira nuestra patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan. Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento, dales el don de la conversión. Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades. Que, como discípulos misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que, en ti, nuestros pueblos tengan vida digna.
María, Reina de la paz, ruega por nosotros”.
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