El miércoles 10 de enero se cumplieron 35 años del “Quinazo”, acepción con la cual la voz popular se refiere a la caída de uno de los más importantes liderazgos nacionales de esos tiempos, el de Joaquín Hernández Galicia, dirigente moral del Sindicato Único de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, porque el poder legal descansaba en el Secretario General, Salvador Barragán Camacho.

En esa época, la de Carlos Salinas de Gortari se dio un golpe mortal al sindicalismo, no sólo al ligado a la empresa Pemex, sino al sector magisterial, eran estos dos gremios los más poderosos y el Presidente decidió, e incluso lo anunció en un evento del PRI en la Cd de México, que su gobierno emprendería una poda de líderes.

Y así fue, rodaron las cabezas principales del sindicalismo y con eso hubo un cambio en la relación del gobierno federal con los grupos gremiales, mismos que habían crecido y se fortalecieron bajo la sombra protectora del presidencialismo imperante de las últimas décadas del siglo pasado.

El gobierno de esos tiempos los creó, los fortificó otorgándoles las canonjías más increíbles y de igual manera un buen día los destruyó.

Con esta purga, la del 10 de enero, ya no hubo más “Quinas”, ni “Gerardos” Gómez Castillo del Gremio Unido de Alijadores (GUA), mucho menos de la CTM, donde el último de esa serie en Tamaulipas, de esa madera de liderazgos, fue Diego Navarro Rodríguez. Todos ellos con excepción de la “Quina” fueron diputados federales y hasta senadores en el caso de Chava Barragán, y lo mismo se puede decir de los caciques magisteriales que obtuvieron curules federales, incluso sus líderes nacionales fueron senadores.

Pero eso es lo de menos, porque el monopartidismo ejercido por el PRI no sólo tenía en ellos aliados incondicionales, sino que las campañas de estos líderes eran pagadas por el sindicato y no por el gobierno como se estilaba en esos tiempos. Quizá esto último en detrimento de los trabajadores que con sus cuotas, sostienen hasta la fecha la labor sindical.

La circunstancia es que la poda de líderes, es como el vaso medio lleno o medio vacío, algunos lo ven como una gran pérdida porque estos dirigentes con poder económico y político también hicieron cosas buenas, sobre todo los de extracción petrolera que pavimentaron calles, crearon supermercados y funerarias con servicios a bajo costo no sólo para sus agremiados sino para quienes se acercaban a pedir ayuda. Para otros fue un recurso que benefició principalmente a intereses personales de la dirigencia en turno.

Por otra parte “La Quina” fue además un mediador marital, porque las esposas de los petroleros que se veían afectadas por el abandono económico y moral del marido, llegaban con Don Joaquín a platicarle sus problemas y este hacía que el cónyuge “apoquinara” con el gasto de la casa, era el tutor de las mujeres abandonadas de su gremio, también apoyaba a los más ancianos, incluso fuimos testigos de cómo ayudó a periodistas que por su condición de adultos mayores y enfermedad tenían carencias.

Para otros don Joaquín es el cacique que logró beneficios materiales para él y su familia, lo cierto es que a diferencia de Chava Barragán, él vivió siempre sin lujos.

El tema es que ese 10 de enero de 1989, arribaron al aeropuerto de Tampico los aviones Hércules, también varios autobuses plenos de soldados, estos elementos armados rodearon la residencia de la Quina, ubicada en la calle San Luis Potosí de la colonia Unidad Nacional de Cd. Madero, aún no eran las 8 de la mañana cuando los vecinos dijeron haber escuchados los bazucazos, es decir explosiones de granadas.

Así fue sometido el legendario líder petrolero, encarcelado en el Reclusorio Oriente durante 11 años, cabe decir que los trabajadores petroleros pararon la producción petrolera y amenazaron con impedir que por otros medios continuaran con la extracción y producción del petróleo, pero Hernández Galicia les dijo que desistieran porque esta medida afectaría al país. La Quina murió hace 10 años a los 90 años de edad, pero sigue siendo un icono en Cd. Madero.

RECTOR DE LA UAT RECORRE FACULTADES

El rector de la UAT, MVZ Dámaso Anaya Alvarado, inició su agenda de trabajo 2024 con acercamientos estratégicos con los diferentes planteles universitarios para conocer las necesidades más apremiantes de cada uno de ellos, y en ese clima de diálogo presentó las iniciativas que tendrán lugar en su gestión, entre las que destacan recursos de consolidación del proyecto Constancias Digitales, que permitirá agilizar trámites académicos en el sistema de indicadores escolares para mejorar la calidad educativa.

También planteó propuestas de innovación tecnológica para el área de biblioteca, así como la gestión integral orientada a optimizar recursos que faciliten procesos administrativos. El rector se congratuló de poder presidir este acercamiento que vendrá a fortalecer el mecanismo de respuesta a las necesidades universitarias.

El rector Anaya estará realizando un recorrido por las diferentes facultades, escuelas y unidades académicas dialogando con los claustros docentes, áreas de administración y representantes estudiantiles, una forma de tomar el pulso académico y administrativo de la Casa de Estudios.