Estando en el país de los sueños, la ilusión y la esperanza dialogaban sobre los estados de consuelo que muchos ciudadanos suelen buscar para justificar su estado anímico; la tarde se prestaba para abordar el tema, ya que el ambiente estaba compuesto por un cielo gris, y un aire bochornoso, ésto, posterior a la caída de un temporal que vino a despertar la conciencia semidormida de la comunidad, que acostumbrada a todo tipo de sorpresas en el citado país, había minimizado el oscurecimiento temprano de un cielo que parecía desteñirse, pues el color violeta que es y se percibe como azul debido a las células cónicas que perciben el color en nuestros ojos, era de un celeste pálido.
Como pálido era el estado de ánimo. La ilusión, motivada por ese ambiente, le pregunta a la esperanza ¿Y tú en qué sueñas? Yo, respondió la esperanza, yo quisiera soñar, pero no puedo dormir, para mí es necesario permanecer en estado de vigilia, ésto, por estar siempre en espera de que ocurra, ya no digamos un fenómeno atmosférico, sino un milagro que nos permita tener sueños agradables y reparadores, para despertar un día sintiéndonos llenos de energía y con ello estimular todo nuestro potencial para generar entornos felices, trabajos felices, pero, sobre todo, familias felices.
La ilusión escuchaba con cierta apatía las vitales expresiones de la esperanza y bostezando en repetidas ocasiones, le dijo a la esperanza: Yo creo que deberías dormir, o mejor dicho fingir que estás durmiendo, porque me parece que ya empiezas a sufrir síntomas que reflejan un estado de fatiga crónica, ansiedad y hasta depresión, de ahí que no estés con plena conciencia analizando la situación, yo creo que lo mejor que le puede pasar al país de los sueños, es seguir teniendo la ilusión de que lo que realmente es vivir, es precisamente aceptar que lo mejor es seguir durmiendo y con ello pensar que la vida es eso, una ilusión.
Algún día tendrás un verdadero despertar, sólo espero, que no sea demasiado tiempo, tanto que hayas perdido la esperanza de experimentar lo que en verdad es la vida.
Los sueños pueden reflejar preocupaciones, deseos, conflictos internos, que más que quedarse en la memoria, para ayudar al cerebro a procesar información, consolidar recuerdos y mantener el funcionamiento del cuerpo, se convierten en un proceso de desaprendizaje, olvidando con ello para que hemos venido a la vida.
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