Durante las últimas décadas, el mundo ha sido testigo de un choque de titanes económicos entre dos modelos radicalmente diferentes: el modelo económico chino y el modelo económico americano. Ambos han demostrado sus fortalezas y debilidades, pero los resultados recientes sugieren que el modelo chino ha producido un crecimiento más sostenido y una estabilidad económica más consistente. Este fenómeno plantea una reflexión sobre cómo cada sistema aborda el desarrollo económico y qué lecciones podrían aprender unos de otros.
El modelo económico estadounidense se basa en los principios del capitalismo de libre mercado, donde el papel del gobierno es limitado y la economía es impulsada en gran medida por las fuerzas del mercado y la iniciativa privada. La teoría detrás de este enfoque es que los mercados, si se les deja funcionar con mínima intervención, tienden a asignar recursos de manera eficiente, promover la innovación y fomentar el crecimiento económico.
Por otro lado, el modelo chino, aunque ha adoptado principios de mercado desde finales de los años 70 con las reformas de Deng Xiaoping, sigue siendo un sistema con una fuerte intervención del Estado. Este modelo puede describirse como “capitalismo de Estado” o “socialismo con características chinas”, donde el gobierno tiene un control considerable sobre sectores estratégicos, fomenta las inversiones en infraestructuras masivas, y gestiona el tipo de cambio y las políticas monetarias para mantener la competitividad internacional.
Desde 1990 hasta 2023, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de China ha promediado aproximadamente un 9% anual. Esta impresionante tasa de crecimiento se compara con la tasa de crecimiento del PIB de Estados Unidos, que ha sido de alrededor del 2,5% durante el mismo período.
Otro aspecto clave a considerar es la estabilidad de precios y la inflación acumulada. Desde 1990, la inflación en China ha sido relativamente controlada, con una tasa media anual de inflación de alrededor del 3%. En comparación, la inflación en Estados Unidos ha sido algo más alta, promediando cerca del 2.5%, pero con episodios más pronunciados, como la crisis financiera de 2008 y el reciente pico de inflación post-pandemia en 2021-2022.
Un factor crucial que ha distinguido al modelo chino es la inversión masiva en infraestructura y desarrollo de capital humano. Desde la construcción de redes ferroviarias de alta velocidad hasta la creación de zonas económicas especiales, China ha invertido de manera estratégica en activos que a largo plazo pueden impulsar la productividad y el crecimiento económico. En comparación, Estados Unidos ha experimentado una falta de inversión significativa en infraestructura pública durante el mismo período, lo que ha afectado la competitividad de su economía.
A pesar del notable crecimiento económico, China ha enfrentado desafíos significativos en términos de desigualdad de ingresos. El coeficiente de Gini, una medida de la desigualdad, ha aumentado en China, llegando a alrededor de 0.47 en 2023, mientras que en Estados Unidos ha fluctuado alrededor de 0.41-0.45 durante las últimas décadas. Aunque la desigualdad es un problema importante en ambos países, el gobierno chino ha lanzado recientemente políticas para abordar estas disparidades, como la campaña de “prosperidad común”, que busca redistribuir la riqueza y reducir las desigualdades.
El modelo económico chino ha demostrado ser una alternativa viable al capitalismo de libre mercado estadounidense, especialmente en términos de crecimiento sostenido y estabilidad económica. Sin embargo, es crucial reconocer que ambos sistemas tienen sus propios desafíos: China debe lidiar con problemas de deuda, envejecimiento de la población y desigualdad, mientras que Estados Unidos enfrenta la polarización política y la falta de inversión en infraestructura.
La lección aquí no es que un sistema sea inherentemente superior al otro, sino que la adaptabilidad, la planificación estratégica y una combinación equilibrada de mercado y estado pueden ofrecer una vía hacia un crecimiento más inclusivo y sostenible en el futuro global.