“Será el sereno, pero es el bueno…”
La frase, común en el ámbito popular como referencia a que pese a los obstáculos alguien o algo es la solución a una necesidad, parece ser la respuesta a la cauda de comentarios surgidos en torno al posible retorno del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, a la estructura informal del poder en el Partido Revolucionario Institucional.
Al margen de que en los hechos Salinas jamás se ha alejado del PRI, en los momentos aciagos que ahora sufre el tricolor los militantes de esa facción deben escoger entre sentarse a llorar en alguna acera o abrirle la puerta a la oportunidad real de volver a la primera fila de la política nacional. Y desde luego, a los gobiernos que un día fueron sólo suyos, que es lo que importa.
Priistas, ya déjense de mafufadas, por no utilizar otra palabra mucho más cruda pero más clara.
Ya escucho los señalamientos y hasta los insultos, pero quieran o no quieran, les guste o les desagrade, les arda o les alivie, Carlos Salinas es prácticamente el único de los próceres de ese partido que todavía puede evitar que zozobre totalmente ese barco, que hace agua por fondo y costados.
No se trata de simpatías, de onanismos mentales o de cotilleos de sociedad. Éstos son tiempos de supervivencia para todos. Son días para matar o morir en términos políticos.
¿Por qué Salinas?
La respuesta no es precisamente un catálogo de moral.
Primero, porque es el único que tiene auténtica capacidad de convocatoria para pedir -y en algunos casos obligar- a militantes con poder político y económico, a que aporten lo que el PRI necesita: estructura y dinero.
Segundo, porque el entramado financiero que controla Salinas tiene entre sus socios a los empresarios más ricos e influyentes de México. Banca, acero, telefonía, cemento y petroquímica entre otras áreas que manipulan la economía nacional, son sólo algunos de los círculos bajo su égida. Moverlos no le costaría gran esfuerzo.
Tercero, Salinas posee -no es esta una cualidad pero sí un requisito- la mayor carga de perversidad y maldad política de quienes se arrogan la calidad de líderes del PRI. Sume a eso una extraordinaria habilidad manipuladora y definirá la receta que debe beber como pócima milagrosa el tricolor.
Ésta es una sugerencia para los priistas: Odíenlo o ámenlo, pero acéptenlo, porque no hacerlo sólo acelerará la caída libre que sufren.
Lo admito: Por lo siniestra, no es ciertamente la opción más saludable para el entorno nacional, pero sí es la indispensable para el Revolucionario Institucional. No es una solución para menores de edad, sino para la casta de lobos que ha manejado históricamente al PRI y que hoy requiere su macho alfa, evidentemente perdido en la Presidencia de Enrique Peña Nieto.
Hay que recordar ésto: Nadie ve a la política como refugio de hermanas de la caridad ni de aspirantes a santos.
Allá ustedes…

LO BUENO Y LO MALO
¡Qué saludable decisión!
La determinación del Instituto Estatal Electoral de Tamaulipas que pone fuera de los comicios de 2019 en Tamaulipas a cuatro partidos, entre ellos el vetusto PRD y el invisible Encuentro Social, marca por fin en su rostro benéfico el principio del fin de una nefasta práctica de gobiernos estatales sucesivos.
Me refiero a la artimaña de mantener vigentes a grupos sin militantes reales, para usarlos como comparsas y bufones electorales. Gobernador tras gobernador, sin importar partido de origen han buscado siempre en su momento de candidatos, a quien o a quienes les levanten la mano tras una elección para legitimarse en la percepción popular, cuando sus victorias son cuestionadas en las urnas o en los tribunales.
¿Y lo malo?… El lado oscuro es que los contribuyentes no ahorrarán ni un peso con ese corte, porque lo que les tocaba a los que se van será repartido generosamente entre tres facciones: PAN, PRI y MORENA. Uff…

Twiteer: @LABERINTOS_HOY