¿En dónde decide el poder del hombre? Preguntó el maestro a sus alumnos. El poder del hombre, reside en la fuerza física que posee, contestó uno de ellos, porque con ella logra estar por encima de muchos; otro lo interrumpió y corrigiéndole le dijo: No, el poder del hombre se encuentra en su inteligencia, porque sólo un ser inteligente puede vencer cualquier otro poder. El maestro observaba el comportamiento de su clase y notó que al final del salón se encontraba un alumno que parecía no estar poniendo atención, pues su mirada estaba fija en la mesa del banco y parecía que escribía algo, y queriendo incorporarlo a la discusión le preguntó: A ver tú, el que se encuentra en el último banco ¿me puedes contestar la pregunta que hice? El joven levantó la cabeza, se incorporó de la silla y dijo con mucha seguridad y  voz clara: El poder del hombre reside en la fuerza que le da el amor por sí mismo y por su prójimo, ya que con ella logra vencer las fuerzas que más doblegan su voluntad y su ánimo, entre ellas se encuentran: el egoísmo, el orgullo, la prepotencia, la falta de humildad y la soberbia; porque la fuerza del amor proviene del Padre, creador de todo cuanto existe, así en la tierra , como en el cielo, donde es el hombre su obra más preciada, ya que fue hecho a su imagen y semejanza; el amor de Dios por el hombre le permite a éste tener la oportunidad de lograr todo lo bueno que se proponga, y con ello ganar la gloria y la eternidad, más si por voluntad propia obra mal, por ello se condenará y sufrirá al pagar las consecuencias.

El maestro escuchaba asombrado la disertación de aquel alumno, del cual había olvidado el nombre y de hecho, pensó que era un nuevo alumno, pues no recordaba haberlo visto en otra ocasión; pero queriendo ponerlo a prueba nuevamente, le preguntó: ¿Cuántos tipo de amor existen?, pero antes de que contestara, uno de sus compañeros dijo: hay amor de madre, amor de padre, amor de hermanos, de amigos, de esposos, de hijos.; otro compañero se adelantó y respondió: Se te olvida que hay amores grandes y pequeños, amores imposibles. El maestro los interrumpió y le pidió que el último de sus compañeros era el que debería contestar la pregunta, por lo que el joven contestó: Hay un solo amor, este proviene del único Dios, que es Padre, que es Hijo, y es Espíritu Santo. El maestro pensó contradecirlo, aludiendo que no se encontraban en una clase de teología, pero antes quiso saber el nombre de aquel alumno y le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? A lo que él contestó: Yo Soy. Desesperado el maestro le replicó: ¿Tú eres quién? Yo soy el principio y el fin, el Alfa y el Omega, Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. ¿Crees tú eso?

Abrázame Padre en mis congojas, abrázame cuando me encuentre desvalido, has de mis sufrimientos alegrías y de mi vida, acéptame como el más pequeño de tus hijos.

 

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