Cuando tuve el honor de ser facilitador de algunas materias a nivel universitario, algunos alumnos me llegaron a tener sincero afecto, a uno de ellos en particular le agradaba platicar conmigo en las horas libres, decía que se identificaba mucho conmigo, porque notaba en mi carácter una virtud que para él resultaba vital para ayudar a los demás, le pregunté cuál era esa cualidad, me contestó que yo sabía escuchar a los demás y que gracias a ello la comunicación era efectiva y generaba empatía; le agradecí el cumplido, después se sentó a mi lado y me comentó que estaba por casarse y tenía muchas dudas, pero no dudaba en el amor que le tenía a su novia y mucho menos del que su novia le tenía a él, pero aseguró que en ocasiones no basta el amor para tomar una decisión tan importante como la de casarse, porque me comentó que sus padres se habían casado muy enamorados, según le platicaba su madre, pero que con el tiempo la relación se fue enfriando y terminaron divorciándose; el quedó bajo la custodia de su madre cuando tenía ocho años y prácticamente ella se había hecho responsable de casi todos los cuidados para llevar un buen desarrollo y una buena educación, pero que muchas veces cuando él le preguntaba cosas relacionadas con el amor, ella prefería eludir el tema y sólo le decía que todas sus dudas se resolverían cuando llegara el momento, pero sentía que su momento había pasado de largo ante la negativa de su madre para contestar algunas preguntas sobre el tema; le pregunté por su padre, aludiendo que muchas veces es más fácil hablar con su progenitor, pero me contestó que casi no tenía contacto con él, pues se había marchado a otra ciudad.
Faltando pocos minutos para entrar a la siguiente clase, le pregunte cuál era su duda con relación al matrimonio y me dijo lo siguiente: Tengo miedo que el amor tenga fecha de caducidad, no lo digo por mí, lo que pasa es que en ocasiones mi novia, que dice que me ama más que nada en el mundo, en ocasiones se molesta sobremanera cuando no hago las cosas como ella quiere, por ejemplo, si me dice nos vemos a las cinco de la tarde y no llego puntual, se molesta mucho, y a pesar de mis disculpas ella sigue enojada y aunque trato de contentarla de muchas formas no lo logro, deja de hablarme lo que resta del día, y al día siguiente me habla como si nada hubiese pasado; lo que quiero preguntarle es, si el amor tiene un lado oscuro y si puedo de alguna manera identificarlo para ponerlo en la mesa y discutirlo con ella, porque no me gustaría que una vez, estando casados, tener que divorciarme como lo hicieron mis padres. Vi un rictus de sufrimiento en la cara del muchacho, entonces le contesté:
El amor es perfecto, no tiene ningún lado oscuro, nosotros somos los imperfectos, por lo que me cuentas, puedo intuir que en la personalidad de tu novia existe un rasgo que evidencia un carácter fuerte, un tanto autoritario, tal vez obsesivo; en ocasiones, los seres humanos tenemos muy arraigados pensamientos rígidos, la mayoría de ellos provenientes de alguno de nuestros progenitores, pensamientos a los que le damos un valor absoluto, porque vienen de personas a las que amamos y han sido nuestro ejemplo. Si la amas de verdad, trata de convencerla de que se requiere de una asesoría de parte de un especialista en salud mental, para que les ayude a buscar vías para hacer más flexibles esos pensamientos rígidos, que de persistir, no arrojan un buen pronóstico en las relaciones matrimoniales; porque por más que la ames, llegará el día en que tu ser se revele ante un control injusto e innecesario.
Lo que te respondo, no forma parte de una verdad absoluta, si tú percibes problemas, es porque los hay, pero en ocasiones el amor, como luego dicen, es ciego.
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