En plena fiesta por el “grito de Dolores”, inicio de la batalla por la Independencia que se consumó el 27 de septiembre de 1821, di por concluida mi actividad profesional de 45 años que se inició en El Barretal y me llevó dirigir los hospitales ISSSTE, IMSS y Civil de esta ciudad, ISSSTE e IMSS de Matamoros, ser Director de los Servicios Periciales en la Procuraduría General de Justicia, y concluyó en el Hospital Regional de Alta Especialidad Victoria, donde me desempeñé en la Subdirección Médica en turnos de fin de semana y vespertino.

En la vida hay múltiples oportunidades, cuestión de tener un objetivo y buscarlo o dejarse llevar, aunque siempre hay que tomar decisiones en la marcha de la vida que en ocasiones conduce a uno. En Ciudad Victoria encontré personas y personajes que consideraron que podría resolver un problema o mejorar la calidad del servicio que cada uno de esos personajes en su momento representó, lo que me permitió conocer compañeros en distintas instituciones que buscaban mejorar su entorno laboral y me alíe a ellos. Los hechos realizados en grupo, en ocasiones en equipo, significan múltiples satisfacciones que fortalecen la personalidad y alimentan el espíritu. Nada como crear y transformar para que el reto y el estrés se conviertan en fuerza que impulsa.

Tuve la oportunidad de apreciar el beneficio del Seguro Popular. Antes, aquel sin seguridad social y sin dinero, situación de la mitad de la población, en caso de enfermedad tenía que pedir “ayuda” en instancias oficiales y esperar a que los hospitales estatales tuviesen lo necesario y que los directores estuvieses pendientes a que se proporcionase atención pronta, oportuna, resolutiva y se les condonara la cuenta correspondiente.

El Seguro Popular los convirtió en sujetos de un derecho, dejaron de ser objeto de voluntades de proporcionar ayuda. Fue un avance sin precedente reconocer y otorgar el derecho que la Constitución otorga.

Tuve la oportunidad de conocer la práctica médica local hospitalaria reducida al ahora centenario hospital Civil, único que existía previo al desarrollo en la atención y en la práctica médica que el gobernador Emilio Martínez plasmó con éxito en la entidad. En Ciudad Victoria se transformó, gracias a que muchos de sus buenos médicos tuvieron la oportunidad de demostrar lo excelentes que eran y se convirtieron en maestros de generaciones de médicos especialistas que ahora son los responsables de la atención médica para Victoria y la región, amén del arribo de jóvenes especialistas doctos en atención especializada.

Deseo a la práctica médica que realice su mejor esfuerzo, en especial ante las adversidades que como péndulo se presentan en nuestro Sector, pues la sociedad mucho espera del Médico, estamos obligados a no decepcionar nunca, esa es la esencia difícil de la Medicina, la obligación de “siempre poder” y cuando no sea posible, estar al lado del paciente. Es una exigencia para todos los que laboramos en la atención de la salud. El desapego emocional hacia el paciente hace que se pierda la humanidad y es el inicio de errores de juicio y fallas en la atención. No se trata de echar porras con él, cuando se cura, tampoco de llorar junto a su familia cuando se fallece. Se trata de un arte, una magia, una energía psíquica que se entrega al paciente y que quien está en esa condición, en mucho lo aprecia. Háganse apreciar.

Muchas, muchas gracias a centenares de personas que de manera directa con su apoyo, con su opinión, con sus buenos oficios, en las instituciones, en los sindicatos, en la opinión pública, estuvieron a mi lado permitiéndome ejercer la actividad que más me gusta, la Medicina.