Pocos lo han percibido y menos aún son los que lo han expuesto.

La Consulta Pública que se prepara para definir el año entrante si hay revocación o confirmación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, contiene tintes que ubican a ese ejercicio como un riesgo no sólo político, sino también social.

Expongo esto como ciudadano común, en un intento de analizar sin matices personales, ideológicos o facciosos, lo que ese sondeo puede implicar para los mexicanos una vez que se lleve a cabo, como casi seguramente sucederá.

Para explicar esta visión, le invito a dar un imaginario paso a un día después de esa Consulta. Al futuro inmediato de la misma.

Como nunca, sin importar si el resultado fuera mantener al mandatario o pedir su salida, tras esa Consulta el país estará atrapado en la mayor división de su historia cercana y vivirá un escenario complicado reflejado en una virtual guerra civil: Los simpatizantes de López Obrador contra los adversarios del mismo.

Habrá sin duda quienes digan que esto no tiene nada de nuevo, que ya sucede y no por eso la República está en llamas, pero hasta ahora en su mayor parte esa pugna no ha rebasado los límites de la cordura –con algunas excepciones– y las divergencias se han quedado en intercambios de críticas o insultos en privado, en redes sociales y en algunos medios de comunicación.

En una frase popular, se puede decir que la sangre no ha llegado al río.

Y eso, es precisamente lo que quita el sueño.

La Consulta marcará a fuego una fractura que dejará atrás la polémica o el debate y se podría internar en los terrenos de la violencia. La verdad, es inquietante el imaginar lo que harían quienes apoyan a AMLO si llegara a ganar la revocación de mandato, algo bastante improbable, pero como todo cabe en el campo de lo posible, sumamente preocupante.

En un escenario contrario, si como desde hoy se ve casi seguro, triunfara el sí a la permanencia, el resultado aunque no violento, de cualquier manera profundizará la ya honda herida en nuestra identidad de mexicanos, producto de un cotidiano enfrentamiento que no tiene necesidad alguna de confirmarse en un documento.

En lugar del famoso juego “ganar, ganar” el saldo sería su antítesis: “perder, perder”. El triunfo, de quienes fuera, sería una victoria pírrica, porque se perdería mucho más de lo que se obtendría.

Este es un buen deseo personal que no tendrá eco, pero ojalá que no se realizara esa Consulta. Los motivos, son los ya expuestos.

Me recuerda todo esto una anécdota atribuida en otro contexto al ex presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan.

Dándola por cierta, señala que al ser cuestionado Reagan sobre sus horarios oficiales de trabajo, los cuales eran mucho más flexibles y cómodos que los de algunos de sus antecesores, respondió de manera coloquial:

“Dicen que el trabajo duro no mata, ¿pero para qué arriesgarse?”

Trasladada la frase al escenario de la Consulta mencionada y sus posibles consecuencias, la respuesta “ronaldiana” en forma de pregunta podría ser exactamente la misma:

¿Para qué arriesgarse?…

LA VERDAD, POR FAVOR

Dentro de todos los problemas y tragedias que está ocasionando la pandemia que ya acumula un cuarto de millón de mexicanos fallecidos, se incluye uno que no debería existir: La desinformación.

Ojalá que las autoridades de salud, investigadores, científicos y académicos que están facultados para hablar sobre el tema, se pusieran de acuerdo y eviten este mar de versiones, informes contradictorios y dictámenes sobre las rodillas, para decir la verdad médica y hacer a un lado a la política.

Por favor, esta petición no es para lucimiento, es para salvar vidas…

LA FRASE DE HOY

“El pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo”…

Hugo Weaving

Twitter: @LABERINTOS_HOY