Cada seis años con la renovación del gabinete estatal, se generan cambios en dependencias autónomas que no debieran ser, pese a que la ley establece para estos casos períodos de siete años o de ocho con el propósito de permanencia transexenal, para que no estén sujetos al “corte de caja” de cada sexenio y puedan operar libres de un conflicto de intereses. Sin embargo con cada nuevo régimen surgen diferentes estrategias para sustituir a estos elementos ajenos al nuevo gobierno y son reemplazados por otros afines a los que arriban al poder.

De tal manera que no pueden cantar victoria anticipada quienes tienen nombramientos cuya caducidad trasciende más allá del próximo 30 de septiembre.

Tal es el caso del actual Auditor Superior del Estado de Tamaulipas, Jorge Espino Ascanio, que en este caso tiene como talón de Aquiles no cumplir con los requisitos que establece la ley, es ingeniero mecánico, no cuenta con estudios de contabilidad y auditoría, ni con los cinco años mínimos de experiencia que en materia de control y auditoría financiera contempla la ley.

Además es requisito no pertenecer a ningún partido político, cosa que el ingeniero tampoco cumplió porque es de clara filiación panista, de la que dejó constancia durante la gestión municipal de Reynosa 2005-2007.

Por otra parte, usted recordará que su antecesor el C.P. Miguel Salman Álvarez de reconocida trayectoria contable y con experiencia en auditoría no sólo en el ejercicio profesional con el sector privado, sino también institucional, renunció en enero de 2017, luego de que “La Quinita” Joaquín Hernández Correa, a la sazón diputado presidente de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior del Estado, en un acto de rudeza innecesaria declaró que le había pedido la renuncia a Salmán quien fue electo en enero 2011 y debía concluir su período en 2018.

La ley establece que los titulares de la Auditoría Superior del Estado sólo podrán ser cesados por causas muy graves que obviamente deben ser comprobables, de tal manera que en esas circunstancias “La Quinita” puso en situación difícil al Poder Legislativo porque no existía ninguna infracción al respecto, y el Congreso local optó por informar oficialmente, que el Auditor Superior del Estado, Miguel Salmán Álvarez había presentado su renuncia.

Éste no ha sido el único caso de cese o renuncia anticipada en la Auditoría Superior debido a la transición, lo mismo ocurrió con el antecesor de Salmán, Gerardo Robles Riestra, quien fue relevado de ese cargo sin explicación alguna y precisamente cuando inició la gestión de Egidio Torre Cantú.

Esta vez existen condiciones muy particulares que pueden dar lugar a un desenlace diferente, es decir que Espino Ascanio termine su período.

La diferencia es el escenario político, en el cual el gobierno de Tamaulipas 2022-2028 iniciará co-gobernando con un Poder Legislativo de oposición, la Comisión de Vigilancia donde se origina esta clase de cambios, para luego llevarlos al pleno es mayoritariamente panista y está integrada por 7 elementos de los cuales MORENA sólo tiene dos lugares, la presidencia y un vocal; el PAN mantiene cuatro lugares, el segundo en importancia que es la Secretaría y tres vocales y el PRI un vocal.

Ya desde ahí se ve difícil cristalizar un proyecto morenista, salvo que lograran modificar primero su fortaleza parlamentaria sumando a diputados del PAN y PRI a su bancada, o a una causa particular como es el caso del cambio de Auditor.

Quisimos realizar este ejercicio de revisión para dar a conocer que no existe ninguna seguridad de perpetuarse en el poder más allá de un sexenio, que por más entramados legales que se hubieran construido en fecha reciente o más atrás, siempre hay recovecos reglamentarios que permiten realizar los cambios sexenales.

Además de que todo funcionario estatal debe tener muy claro que fue elegido por su amigo el gobernador en turno para acompañarlo en su gestión y una vez concluida, los principios de urbanidad política obligan moralmente a entregar el cargo ante la más mínima  sugerencia de la nueva administración.

En fin, en política nada está escrito y todo puede acontecer.