Un buen día, tuve la fortuna de tener un sueño revelador, y digo revelador sin darle crédito como premonitorio, porque la ciencia siempre tratará de dar una explicación sólida y creíble para los sueños que para muchos parecen inexplicables; en fin, lo que yo comentaré a continuación podría, en realidad, ser sólo una consecuencia de nuestra preocupación por lo que ocurre a nivel global, y que gracias a la abundante información que circula en la redes o a través de otros medios, nuestro cerebro, puede ir tejiendo por asociación, una idea, que pareciendo fantástica, da lugar a una posibilidad que se puede concebir como premonitoria; pero dejémoslo a la sabiduría y a las creencias de cada quien, porque en mi caso, cuando me ocurrió este fenómeno, en realidad no supe si me encontraba dormido o semiconsciente, porque previamente, se presentaron una serie de hechos que pudieran sustentar que todo se pudo deber a la fatiga, generada por manejar por muchas horas, por un lugar desconocido, o debido al estrés, por no poder llegar al lugar deseado a la luz del día; afortunadamente logramos tomar una ruta correcta y llegamos muy noche a una ciudad fronteriza; en ese viaje ,me acompañaba mi esposa, y decidimos no cruzar el puente para respirar en suelo mexicano, pues era tal el cansancio que ya no me sentía capaz de mantenerme despierto al volante, nos dirigimos a varios hoteles pero todos estaban ocupados, decididos a dormir en el estacionamiento de una gasolinera, nos percatamos de la existencia de un hotel, que por cierto no estaba en muy buenas condiciones, pero de estar fuera, a estar resguardados dentro de una habitación, preferimos alojarnos; cabe mencionar que la puerta de entrada difícilmente se podía cerrar y la chapa de la misma no contaba con un sistema muy seguro; le pedí a María Elena colocáramos unas chamarras en la cama y nos acostáramos vestidos, faltaban una horas para que amaneciera así es que apenas caímos en la cama y ella se durmió profundamente, pero yo no podía conciliar el sueño, pues temía que con un empujón a la puerta entraría alguien y pudiera asaltarnos, preferí quedarme en vigilia, aunque con la luz apagada, minutos después, una intensa luz blanca se coló por el borde inferior de la puerta, curiosamente el haz de luz coincidía en un punto distante a escaso un metro de distancia, pensé que alguna persona con alguna lámpara de mano aluzaba desde afuera, por lo que decidí despertar a mi esposa, pero por más que la moví no despertó; continué observando la luz, esperando a que desapareciera, pero cuál fue mi sorpresa, que del punto de luz equidistante empezó a tomar forma una figura, simulando un holograma de una intensa luz azul claro, sin duda se podía distinguir una figura de aspecto humano, cubierta con un manto de la cabeza a los pies, que apenas dejaba entrever la parte frontal de la cara, delineando facciones muy finas, en ese momento se apodero de mí el temor y como pude, de nuevo traté de despertar a María Elena sin lograrlo, sin poder articular palabra, aquella aparición inexplicable me dijo: No temas, no te haré ningún daño, sólo he venido a prevenirlos de lo que le sucederá a tu mundo de seguir destruyendo los árboles, porque has de saber, que los árboles son la vida del planeta; ellos son seres vivos y aparecieron primero que ustedes en la tierra para acondicionar el suelo, para que la vida humana pudiera florecer.
El temor fue desapareciendo poco a poco, pero aún sin poder articular palabra, en mi mente me pregunté: ¿Y por qué me dices esto a mí, yo no tengo autoridad sobre nadie? ¿Quién podrá creerme? ¿Quién eres tú y por qué dices esto? Yo soy quien lo sabe todo, y conozco todo de ti y de todo cuanto existe.
En la confianza establecida me atreví a preguntar algunas cosas que involucraban aspectos personales y del país, y a todo dio contestación, de hechos pasados, presentes y a futuro, después se despidió de mí y como llegó, se fue; apenas terminó este encuentro y me pude mover, por fin pude despertar a mi esposa, le conté todo, ella me dijo sólo fue un sueño, me preguntó la hora y eran las 6 de la mañana , me levanté, me lavé la cara y me dispuse a salir para revisar el auto, cruzamos la frontera a nuestro país y ya en nuestro territorio, volví a platicarle el suceso, pero ella insistió en que todo lo había soñado; mientras que en mi mente quedaba muy grabado el hecho de salvaguardar la existencia de los árboles.
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