De repente, el columnista descubrió entre sus allegados de todo tipo de relación, a muchos aficionados a las carreras esas que hoy denominamos “k” y que son por lo general en pavimento, parques o algo por el estilo, y vienen acompañadas del número de kilómetros que se recorren.
Así, se crean las 5k, 10k y sucesivamente, aunque hay también de menos distancia para los niños, para gente mayor y para mujeres, en un alarde de discriminación machista que piensa todavía que la mujer resiste menos.
El caso es que hay carreras por doquier, y a algunos no nos gusta mucho la idea, no porque no podamos participar, sino porque se establecen en horarios por lo general que molestan a decenas -miles- de ciudadanos que nada tienen que ver con los eventos de esta naturaleza.
Hay maratones tradicionales que se llevan a cabo: Ciudad de México, Nueva York, Boston, Chicago y más, y en ellos participan algunos personajes conocidos por nosotros.
Hay victorenses que se preparan y ahorran para asistir a una justa de esta naturaleza, pero, cuál es el riesgo de las carreras de resistencia:
Si usted checa en las competencias de gran magnitud en el orbe, se dará cuenta que las participantes son delgadas en extremo, porque así se requiere su constitución física, no porque los gorditos o gorditas no puedan, solo que el exceso de kilogramos estorba y mucho, y los arriesga a muchos problemas de salud, que pueden ser fatales en algunas circunstancias.
¿Qué hacer entonces, al respecto?
Se nos ocurre que quien se aficione a este tipo de competencias, deberá considerar, primeramente, que tiene buena condición física y que ésta sea avalada por un médico y un preparador físico o entrenador -como le quiera llamar- que planee y programe las actividades de preparación necesarias, a fin de que llegue el día de la carrera en óptimas condiciones.
Hay que entrenarse adecuadamente, comer bien, pero tener una evaluación física de un médico. Muchos pero muchos prospectos de atleta han quedado tendidos en el camino, en un andador o en la banqueta, víctimas de problemas cardiovasculares, porque su organismo no estaba lo suficientemente preparado para ello.
En ese sentido, debemos considerar tener una alimentación muy buena, balanceada y vigilada por un nutriólogo. Dejemos a un lado al “doctor Google” y hagamos bien las cosas, con seriedad y profesionalismo, porque cuando consultamos en servidores de Internet, muchas veces consideramos lo que más nos gusta y no lo que requiere un organismo como el nuestro, con sus condiciones particularmente únicas.
Ahí debemos tener un buen reloj con cronómetro: hoy se puede adquirir una maquinita que nos ayuda con frecuencia cardíaca y muchas otras lindezas más, que contribuyen a llevar un perfecto control del ejercicio realizado. Entonces, comemos bien, nos evalúa quien debe hacerlo y nos da el visto bueno, entrenamos lo suficiente, y ya estamos listos casi, para participar.
Ya veremos en otra colaboración las medidas que hay que observar para no ser atropellados o sufrir accidentes.
En tiempos como los que vivimos -canícula- es prudente aparte de utilizar bloqueador para la piel, no hacer el ejercicio en horas que el sol está a todo dándonos lo más intenso de sus rayos, porque puede resultar contraproducente.
Ropa ligera y clara, buenos tenis y un recipiente para hidratarnos son determinantes para llevar a cabo esta empresa.
Pero por favor, no hagamos como que tenemos menos años o más condición porque puede resultar fatal.
Autoridades sanitarias aconsejan un chequeo a conciencia y estar conscientes que no siempre estamos listos para un esfuerzo de tal envergadura.
Cuidemos nuestra salud, base de todo lo que pudiéramos realizar con éxito.

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