El presidente de los Estados Unidos puede ser el hombre más odiado del mundo, pero esto no parece preocuparle en lo absoluto, la imagen de aprobación de la que goza podrá no llegar al 50%, pero en un país en el que se alternan la presidencia solo dos partidos, esto resulta normal.
No podemos negar que el país es pluri religioso, así que casi todos los ciudadanos vieron con buenos ojos su propuesta en contra del aborto, sobre todo cuando la cultura woke proponía autorizar abortos en el vientre durante los 9 meses de embarazo y por cualquier razón.
Desde luego que fue claro también con el tema de la confusión de género, su gobierno entiende que géneros hay dos solamente, y deja en claro que, si bien existen renglones torcidos de Dios, o nacimientos en cuerpos equivocados, estos no son suficientes como para promover campañas mediáticas, que lejos de infundir respeto, pareciera que lo que pretenden es promover.
Gracias a esta política clara del gobierno actual, la sociedad se siente más respaldada en el intento, cada vez más notable, por inducir artificialmente la sexualización de los niños.
La tradición familiar, arraigada ampliamente en Norteamérica, encontró en Trump un aliado fortalecido para luchar con argumentos en contra de la desviación y la perversión sexual.
Fue una lucha de norte a sur en el país, con un tema tan simple como el del uso común de vestidores y baños, los estados fronterizos con Canadá, de inmediato modificaron estas áreas, sin tomar en cuenta que, por cuestión de higiene y puntería, esto no sería aceptado fácilmente.
No se trata de comprender que deben de existir baños de hombres y mujeres, sino de entender las razones por las que existen.
De igual manera el gobierno dejó de promover las competencias deportivas entre niños y niñas, aunque algunos niños por influencia o por nacimiento se sientan mujercitas, no lo son.
Se acabó también, la denigración de la masculinidad y la feminidad tradicional, pero, además, logró contener el odio hacia los principios y la ética cristiana que definieron a su nación.
Un gran porcentaje de la población del país más poderoso del mundo, está contra la intervención norteamericana en guerras en el extranjero, consideran que no tienen sentido y que pueden resultar interminables, por ello los esfuerzos de su presidente por lograr la paz en Gaza y Ucrania son bien vistos, sin embargo, la creación reciente del Departamento de Guerra, apunta en otra dirección.
Un factor preponderante en la decisión del voto, radica en el gasto que efectúa, por ello el gobierno ha disminuido notablemente el apoyo a otros países, pero, además, inició un programa para revisar los apoyos sociales, los Republicanos representan la derecha del país, mientras que los Demócratas la izquierda.
Su gobierno, estamos hablando de Trump, logró exhibir las mentiras la manipulación y el engaño de los medios de comunicación, aún falta mucho por hacer en este tema, pero sin duda alguna, los esfuerzos se seguirán centrando en acabar con la “Fake News”.
Toda la nación espera que con estos cambios se vaya erradicando esa tendencia de ver lo malo como bueno y lo bueno como malo, pues a pesar de los adelantos tecnológicos, la mayoría de las personas, piensan que lo que les dan a conocer en las redes sociales, todo es verdad.
Se acabaron los discursos forzados, sin censura, pero exhibiendo a los medios, poco a poco los ha ido controlando.
El tema toral de esta administración, ha sido la inmigración ilegal, sus bravuconadas con la implementación de aranceles, para forzar a sus vecinos a reducir el crimen, el tráfico y las drogas, le han dado resultados, muchos no entienden que esos mensajes van dirigidos a sus votantes, pero ya lo entenderán cuando venga la sucesión, pues así es como opera DONALD TRUMP.
Jorge Alberto Pérez González
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