“Dirige hacia el Señor tus obras; y tendrán buen éxito tus designios”. (Proverbios 16:3)

Para qué me serviría ufanarme de lo que hago, si no tengo buen propósito en ello, acaso en ocasiones, me dejo llevar por el desagrado de no poder realizar a plenitud mi obra, más, en ella encuentro también un dejo de vanidad que choca con la humildad a la que he sido llamado por mi Señor.

Para qué sentirme frustrado cuando no se cumple lo esperado, para qué tanta palabrería y acción que parece no tener destino, porque muchos oídos permanecen cerrados y muchos ojos ciegos desanimados por la desesperanza, o animados por los destellos de una esperanza para resolver sólo sus necesidades materiales.

¿Cómo llegar al corazón, cómo al espíritu que ha permanecido adormilado por acudir únicamente al llamado de lo más próximo, de lo más cercano? Ahora sé, que no soy yo el indicado para despejar las dudas, para ir al encuentro de la verdad, porque seguramente la fortaleza de mi fe se derrumba ante las amenazas de quedar aislado.

Si todos corren cuando deben de caminar despacio, yo permanezco parado en medio del tropel dejándome arrollar, y después de caer una y otra vez, me vuelvo a levantar, animado por una realidad que pocos pueden ver.

Muchos años han pasado y permanezco de pie, débil algunas veces, limitado por mis miedos, acotado por las pobres respuestas de los que por un lado luchan por frenar mi insistencia en no dejarme vencer y por los que me piden me detenga para escucharlos.

No será mi voluntad vulnerada por mi falta de energía y poca fe, no seré yo quien decida, sólo espero contar siempre contigo, Jesús, mi salvador, para mantener la firmeza de hacer tu voluntad.

“A lo que Jesús le dijo: Si tú puedes creer, todo es posible para el que cree” (Mc. 9:22)

Si lo sientes en tu corazón, escúchalo; si tu corazón permanece cerrado a su palabra, ábrelo; si te sientes paralizado por el miedo, ten fe y podrás ponerte de pie para seguirlo.

Dios bendiga a nuestra familia y fortalezca nuestra fe; Dios bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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