“Respondióles Jesús: La luz aún está entre vosotros por un poco de tiempo. Caminad, pues, mientras tenéis luz, para que las tinieblas no os sorprendan; que quien anda entre tinieblas, no sabe a dónde va. Mientras tenéis luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz” (Jn.12:35-36)

Caminar, caminar sin voltear atrás, dejar que la energía que nos impulsa día con día se renueve para dejar impresas nuestras nuevas huellas, no importa que exista diferencia en cuanto a profundidad o a distancia, lo que importa, es que serán nuestras, y nadie podrá decir que nos faltó camino por andar.

El tiempo y el viento terminarán su tarea de borrar lo que vamos dejando, se encargarán también, de seguir impulsando nuestros nuevos anhelos, pero habrá de nuevo una diferencia, las huellas que se irán dejando a nuestro paso, tendrán consigo la humedad de las lágrimas que iremos derramando por todo aquello que no se puede borrar de nuestro espíritu.

Caminar sin pensar… ¡imposible!, así se busquen nuevos horizontes en la vida, veremos en aquella triste lejanía que nos va dejando, que seguiremos pisando la misma tierra y que sentiremos en nuestra humanidad los candentes rayos que emite el mismo sol que nos acompañó tantas veces por aquel camino que dejamos atrás.

Caminar por caminar… eso jamás, siempre tenderemos un propósito en la vida, ir al encuentro de la felicidad que nos prometió el Señor, si no la hemos encontrado, es porque hemos tomado un camino equivocado, ya es hora de seguir a la luz eterna, la que se renueva todos los días, la que restablece la alianza con el hombre.

Caminemos al lado de Jesucristo, dejemos atrás todo aquello que inquieta nuestro espíritu, él nos dará sabiduría suficiente para seguir brillando cuando la oscuridad quiera intimidarnos.

Dios bendiga nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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