“Todas las cosas tienen su tiempo, y todo lo que hay debajo del cielo pasa en el término que se le ha prescrito” (Eclesiastes 3:1)
El frío marchita lo vivo que toca, y es su contacto fatal, cruel con lo más delicado y sutil, terminando con decidido afán la labor, hasta secar la raíz del árbol plantado en la soledad; mas, se olvida en su inclemente arrebato, que no hay más grande poder que el de Dios, que le dio la vida a todo lo creado
No dejen enfriar el calor que despide la vida, sea por despego o dolor, siempre mantengan la unidad de cada una de las partes del cuerpo, todas sin duda son importantes para mantener y la armonía y la paz.
Nada es más importante que la calidez del amor, no dejes que nadie te lo arrebate y te engañe, invitándote a abandonar lo que mantiene la hoguera encendida, nadie que viva alejado de la familia, puede generar por sí mismo el calor que necesita el cuerpo, para darle a sus partes la viabilidad requerida.
No importa a dónde te lleve el destino, no salgas sin poder constatar, que dejas en tu partida, el amor que los tuyos te puedan obsequiar, es esa la mejor medicina, para calmar el dolor de estar lejos del todo de lo que formas parte.
Todas las cosas tienen su tiempo, no apures, ni retrases nada, más bien ama ahora y siempre sin esperar nada, que todo lo bueno que mereces te llegará de forma inesperada.
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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