“Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios” (1 Corintios 11:3)

¿Acaso los días y las noches envejecen? Podrán algunos días ser grises y oscuros, pero siempre habrá suficiente luz para encontrar el camino. ¿Acaso el amor envejece o tiene caducidad? El verdadero amor nunca envejece es eterno, esto es así,  cuando el amor no es confundido por otro tipo de emoción, sentimiento o deseo, de ahí que el que ama de verdad, como es el amor con el que Cristo nos ama, podrá estar en lo cierto cuando dice que es eterno; más cuando el sentir de cuerpo material empieza a verse como la noche, ocasiona la oscuridad del ánimo de los que aman y podría no dar claridad suficiente para ir al encuentro del amor que los unió en una sola carne; a los que Dios unió con el santísimo Sacramento del matrimonio, y que en su vejez empiezan a sentirse o verse como extraños, dejándose llevar por las apariencias, reclamándose incluso, el desapego por la falta de comunicación, dejándose llevar por un sentimiento de frustración, y olvidando que el matrimonio resulta ser como un extenso mar que invita al hombre y a la mujer a subir a una barca para navegar juntos un día de mucha luz, de vientos favorables, de sereno oleaje; y conforme se van separando de la orilla de la tierra, siguen sintiendo la seguridad de que mientras se amen, ninguna sorpresa en alta mar podría hacerlos desistir de haber emprendido juntos tan maravilloso viaje; más, cuando los sorprende la tormenta, y el gran oleaje golpea su barca y llenos de temor cuando la oscuridad los ciega, recuerdan que la luz del más glorioso faro del Salvador, les devolverá la calma, pues no habrá más oscuridad que aquella que la que le demuestra al hombre, que necesita a Dios para llegar siempre a buen puerto en la vida. Y Jesús dijo “Yo soy la luz del mundo: El que me sigue, no camina a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8:12).

No hay dolor más grande en la vida, que el dolor de olvidarse del hecho que el amor es la mejor medicina para curar todos nuestros males.

Dios bendiga a nuestra familia, a todos los matrimonios y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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