“No temas, digo, que yo estoy contigo; no te desvíes, pues yo soy tu Dios; yo te he confortado, y te he auxiliado, y la diestra poderosa de mi Justo te ha amparado” (Isaías 41:10)
No me falte tu misericordia mi Señor, cuando desesperado me pierdo en el temor de la oscuridad de mi desconsuelo, aparta de mí el desvelo del filo de la inconciencia, de las heridas del pensamiento gris que llega con el tiempo, has de mi fe la mejor armadura para protegerme de la amargura y de la mala fe de quienes quisieran dañarme con su veneno.
No me falte tu amor, aunque no lo merezca, sigue siendo el Buen Pastor que le habla dulcemente a sus ovejas cuando el mal tiempo las hace perder su camino, yo conozco tu voz y tú conoces el lamento que sale de mi boca cuando desesperado te busco y no te encuentro.
No me falte nunca tu divina compañía, tu consejo, sé la luz del faro que guíe siempre la nave de mi vida a buen puerto, haz de la patria mía un lugar de paz y de armonía, aleja para siempre la violencia, devuélvele la vista al ciego, la voz al mudo, que el sordo escuche tu Palabra, que se rompan las cadenas de la discordia, del odio, de las revanchas, que viva el amor por el prójimo, el perdón y la resurrección de una tierra donde reine la paz y la alegría.
Recuérdale al necio, al arrogante, al vanidoso, al presumido, que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la bendita boca tuya; calma las tempestades, los fríos intensos y que en todos los hogares se sienta el calor de las familias, privilegiando los valores universales.
Padre mío y Señor mío, bendita sea tu Santa Madre nuestra María y sea nuestra intercesora para recibir la bendición de todas tus bondades. Amén.
Dios bendiga a nuestra familia, nuestra patria y todos los Domingos Familiares.
enfoque_sbc@hotmail.com