“Gloria a Dios en lo más alto de los cielos, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad” (Lc. 2:14)
Y habrá nuevas señales de lo que desea Dios para el hombre y la mujer en la tierra, y aquellos cuya fe y amor no es motivo de duda, y esté puesta en el Altísimo, serán portadores de la buena nueva, porque el Señor siempre busca la paz y la armonía entre las naciones, y aquellos cuyo propósito es servir al mal verán frustrados sus nefastos planes, porque nadie está por encima del poder de Dios y de su voluntad.
El pequeño grano de arena cuya luz resplandece por obra y gracia del Padre, aglutinará un todo en la unidad sacrosanta, para anunciar en toda latitud terrena, que el día y la hora están cerca, y abrirá los corazones a la fe de aquellos que piensan que han perdido la esperanza, porque el Señor no abandona a los que sufren, porque él escucha al que le habla, y obra el bien al que le pide, para corregir el rumbo de todo lo que pareciera estar torcido.
El Señor dice: No estén tristes amados míos: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o si se sujeta al primero, mirará con desdén al segundo. No podéis servir a Dios y a las riquezas. En razón de esto os digo: No os acongojéis por el cuidado de hallar qué comer para sustentar vuestra vida, o de dónde sacaréis vestidos para cubrir vuestro cuerpo. Qué ¿no vale más la vida, o el alma, que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad las aves del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni tienen graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta ¿Pues no valéis vosotros mucho más sin comparación que ellas? Y ¿quién de vosotros a fuerza de discursos puede añadir un codo a su estatura?” ( Mt 6:24-27)
Mantengamos la fe, la esperanza y la caridad, creamos en Dios acompañados de la mano de Jesucristo para perderle el miedo a la vida, para encontrarnos con la verdad.
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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