“El Señor dirigirá los pasos del hombre justo, y aprobará sus caminos” (Salmo 36-23)
Dichoso aquél que cuenta con amigos justos, porque encontrará más fácil el camino de la verdad y escuchará con mayor claridad del llamado del Señor.
Cuando parece que mi voz no se escucha, cuando mis palabras no evidencian la fuerza que mueve mi intensión, cuando el viento no lleva la misma dirección de mis mensajes, en mi interior se escucha el eco de las mismas, más regresan con mayor potencia para retomar el camino y cumplir así con la misión encomendada. Acaso no has escuchado decir que entre más insistas, la esperanza se aviva, que mientras más grande sea tu fe, más fuerza imprimirás a las palabras para llegar al corazón, más que al oído que simula escuchar, pero se encuentra dormido.
¿Por qué insistir, por qué mejor no renunciar y abandonar el propósito que te anima? ¿Por qué no seguir de frente y sacudir el polvo de tus sandalias, cuando la puerta permanece cerrada? Si se tratará sólo de la voluntad propia, seguramente la flama de la esperanza hubiese sido ahogada por la ignorancia, por la desidia, o por el rencor de un alma atormentada que asegura no ha sido escuchada por el Señor, pensando que el clamor por el perdón, por la solicitud de misericordia o de justicia, se ha perdido en la nada.
El corazón que no ama, no habla, y si duda y habla, es tan débil la voz que emana de él, que sólo se escucha a sí mismo, por eso no obtiene ninguna respuesta a sus demandas; el corazón que no palpita por la fuerza de la fe, es un corazón débil, que fácilmente transita por el delgado hilo de la incertidumbre, de la renuncia y de la búsqueda equivocada de una solución contraria a la voluntad de Dios.
Pidamos a Jesucristo nuestro salvador, que nos libre de todos los obstáculos que nos impiden llegar a Él, que nos dé sabiduría y fortaleza a nuestra fe para vencer todo lo que nos aleja del camino del bien.
No existe mayor necesidad en el hombre, que la de estar cerca de su Creador, de su Dios, de su Padre.
“Más Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra o disposición que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4)
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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