“Haga cada cual la oferta conforme lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana, o como por fuerza; porque Dios ama al que da con alegría” (Corintios 9:7)

Admirable es constatar la bondad de las personas, pero difícil es imitarla, porque no resulta nada fácil desprenderse de lo que con trabajo te has ganado. Sin embargo, muchos de nosotros somos bondadosos de acuerdo a nuestras posibilidades y a nuestro sentir. Doy testimonio de que mi esposa es sumamente generosa y la admiro por ello, su estatus laboral de jubilada, no le ha impedido el distribuir su pensión con aquellos que requieren ayuda, de tal forma, que mes con mes veo como reparte su dinero; puedo asegurar  que ese plan de reparto, no le ha permitido ahorrar para  sortear los gastos de alguna eventualidad, de hecho, no creo que a ella le preocupe mucho el futuro, más bien, su plan de vida, según mi apreciación personal, es vivir el presente y ese presente incluye a su familia, sus amistades y todas las personas que encuentre a su paso. El hecho de ofrecer su apoyo está en su naturaleza, fue una buena hija, es una buena hermana, una buena amiga, una buena estudiante, una buena profesionista, una buena esposa, una buena madre, una buena abuela, una buena vecina, un buen ciudadano, en sí, es un buen ser humano, todo ello se podría resumir en que es una buena cristiana.

A ella no le preocupa no tener cosas materiales, más bien, se mortifica por todo aquello que esté relacionado con el amor; de hecho, sin que lo haya manifestado abiertamente, si alguno de nosotros quisiera pagarle su bondad, ella diría: Si en verdad quieres pagarme, págame con amor, porque eso es lo único que necesito para vivir.

“Unos reparten sus propios bienes, y se hacen más ricos; otros roban lo ajeno, y están siempre en miseria. (Proverbios 11:24).

Señor, permite que la verdadera semilla de la misericordia germine y dé muchos frutos en nuestro corazón, para no aferrarnos sólo a las cosas materiales, sino a todo aquello que sea de tu agrado,y con ello, alcanzar la gloria que nos tienes prometida.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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