Hoy es el día del Señor y él me dijo, estando aún en el seno materno, que al octavo día del décimo mes del año 53, debería de ver la luz, yo le contesté: La luz mi Señor, siempre ha estado conmigo, tú has iluminado mi camino desde el día de mi concepción, Él me miro con agrado, y sonriendo me dijo: Sea pues que la luz de mi amor siempre te acompañe, de noche y de día, sean tus días muy claros, más cuando aparezcan las sombras, de lo no deseado, deberás guiarte por la luz de tu corazón; no te amedrente el miedo, porque lo que yo te prometí es Palabra y nada habrá de pasar en este mundo sin cumplirse todo cuanto he dicho; y habrás de caer algunas veces cuando lleves tu cruz a cuestas rumbo a tu calvario, y yo te levantaré por el gran amor que te tengo y tú sentirás la fuerza necesaria para seguir caminando.

¡Gracias Señor, por estar siempre conmigo y con mi familia! Me has entregado esta parte de tu rebaño para que sea su pastor, he sido un poco testarudo y en ocasiones colérico, pero cuando tomo de agua viva de tu amor, todo sentimiento mezquino se desvanece, como tú bien los has dicho divino Pastor, nosotros somos tus ovejas y conocemos tu voz, acudimos a tu llamado, para caminar seguros durante nuestra permanencia por el desierto, condúcenos siempre por el buen camino, para que nuestro destino sea llegar con un espíritu lleno de fe y renovado, para que el amor, la paz y la armonía, sean la llave que nos abra las puertas del cielo.

Gracias Señor, por un año más de vida, una vida llena de oportunidades para conocerme a mí mismo y para conocer a mi prójimo, gracias por debelarme los misterios que encierra la vida espiritual, gracias Señor, por permitirme seguir siendo humano, gracias por el dolor y las alegrías, gracias por enseñarme a ver en mi prójimo a un hermano, gracias por enseñarme a amar y por consentirme como amado.

Dios bendiga nuestra vida, nuestra familia y todos nuestros Domingos Familiares.

enfoque_sbc@hotmail.com