“Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Yo empero, os digo, que no hagáis resistencia al agravio; antes si alguno te hiriere en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mt 5:38-39)

Cómo pesa el mal que decimos no merecer y llega a tu vida como una piedra enorme colgada al cuello; cuántos rencores habrá en las almas que se consienten puras, siendo pecadoras como suele suceder, porque bueno, bueno solo es Dios, por eso, procuran ponerse tarea reivindicadoras y suelen realizar actos piadosos, repartiendo por ello con simulada justicia misericordia a los que consienten desvalidos, olvidándose de que los resentimientos por pequeños que sean, enturbian hasta el agua del manantial más puro.

Que ciego es el ojo que sólo ve lo que estima correcto de acuerdo a su entender, sin tomar en cuenta del ojo ajeno la visión que discrepa de la percepción estimada, de lo que está mal o está bien, y que, en su afán desesperado por disipar la nula claridad de su entorno, enfrenta la turbia realidad compartida, mesclada con la ofensa y la injuria.

Prudencia pidamos a Dios cuando la paciencia empiece a perderse, sabiduría, más que razonamiento a conveniencia, que, en un desentendido entre dos, siempre se debe poner primero el amor, antes que la satisfacción de una victoria fallida.

¿Cuánto tiempo se necesita para entender a tu prójimo? Le pregunté a mi Señor, y él sabiamente me dijo: No necesitas entenderlo, sólo amalo y las disputas caerán por sí mismas, porque el alegato vano de las cosas sin sentido, no lleva a nada bueno, en cambio, si dejas que tu corazón hable, éste encontrará la respuesta a todo lo que pueda dañar a tu espíritu; que nada perturbe tu paz: “No andéis, pues, acongojados por el día de mañana; que el día de mañana harto cuidado traerá por sí; bástele ya a cada día su propio afán o tarea.” (Mt 6:34)

Dios nos obsequie sabiduría para entender que el enemigo que debemos combatir es la necedad que reina en nuestro interior que nos hace pensar que siempre tenemos la razón.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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