“Por tanto, cualquiera que escucha estas mis instrucciones y las practica, será semejante a un hombre cuerdo que fundó su casa sobre piedra: y cayeron las lluvias, y los ríos salieron de madre, y soplaron los vientos y dieron con ímpetu sobre la tal casa; mas no fue destruida, porque estaba fundada sobre piedra” (Mt 7:24-25)
Entre escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica, los hombres apreciamos, la mayoría de las veces, una larga distancia, distancia que precisamente, nos separa de la gracia divina. Si bien es cierto, que el sólo hecho de escuchar la Palabra nos reconforta, imaginemos el gozo al cumplirla con buenas obras.
En mi recorrido por el camino del fortalecimiento espiritual, en muchas ocasiones, me he extraviado, porque inicio escuchando con toda claridad las instrucciones que Dios me da, pero conforme van surgiendo las distracciones ajenas a la verdad, la distancia entre mi Señor y la mía es más grande, de ahí, que, en muchas ocasiones, tenga que desandar el camino hasta que de nuevo pueda escuchar con toda claridad su Palabra.
Qué paciente es el amor de Jesucristo, nos conoce tan bien, y sabe, que más temprano que tarde, al sentirnos perdidos en la oscuridad de nuestra insensatez, Él volverá a salirnos al encuentro, y de estar en nuestro corazón aún encendida la llama de la fe, sin duda, lo habremos de reconocer en el que clama misericordia; en el humilde, que se despoja de lo suyo para ofrecérnoslo; en el que nos ofrece su hombro para llorar, en el que sana nuestras heridas; porque su infinito amor es tan atrayente, que será inevitable el amoroso encuentro, como debe de ser entre un padre con sus hijos; y una vez reconfortados, de nuevo nos guaira con su Palabra hasta no perdernos más por causa de nuestra fragilidad humana.
Señor, que tu palabra llegue hasta mi corazón y no se quede únicamente en el trayecto y en el laberinto de mis oídos, que puedan ver mis ojos el camino por donde nos guía el Divino Pastor, tu Unigénito, nuestro salvador Jesucristo.
Dios ilumine nuestro camino con su amor, bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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