“Drícele Jesús: Yo iré y lo curaré. Y le replicó el centurión: Señor, no soy yo digno de que tú entres a mi casa; pero mándalo con tu palabra, y quedará curado mi criado” (Mt 8:7-8).

¿Y qué haremos si la situación sigue igual o empeorando? Somos un pueblo enfermo, sin duda, le respondí a mi paciente, más, mucho de lo que nos pasa es por no tener plena conciencia de lo que hacemos o dejamos de hacer, muchos, incluso, han renunciado a su voluntad, para salir adelante y sanar, para dejar que otros se preocupen por ellos y su familia, y han adoptado con suma complacencia entrar a la clasificación de discapacitados socioeconómicos; entonces, ahora somos un pueblo mayoritariamente discapacitado, pero me preocupa sobremanera, que la discapacidad que más sobresale, es la de carácter mental, asociada a la apatía, y no hablo de las disfunciones mentales que se asocian a la discapacidad psicosocial, tales como Depresión, Trastorno de ansiedad, Psicosis, Trastorno Bipolar, Esquizofrenia, Trastorno esquizo-afectivo, etc. Bueno, dijo el paciente, pero tal vez sólo se trate de una discapacidad temporal y entonces, aquellos que fingen ser discapacitados, por la misma necesidad de sobrevivir vuelvan a la realidad, de ahí que los que no sabían lo que estaba pasándoles y le ocasionaba esa parálisis intelectual vuelvan a pensar en ser parte de la solución de los problemas. Es posible que así sea, le respondí, pero le repito, que no seremos personas como usted o como yo los que puedan resolver del todo ese dilema. ¿Del todo, dice? Bueno, los que tenemos en nuestro haber una responsabilidad ante el pueblo, debemos de seguir buscando soluciones a los problemas, pues no podemos bajar los brazos y sentirnos vencidos por esa epidemia psicosocial, que, si bien es cierto, no es nueva, a últimas fechas se ha agudizado, al alentar a la población sobre el uso de soluciones que ya han sido probadas y sólo han dejado mucho daño colateral. ¿Y usted como médico qué podría hacer en razón de la crisis por la que atraviesa el sector salud? Yo soy un hombre de fe y creo en aquello que dijo Jesús: “Yo te glorifico, Padre mío, Señor del cielo y tierra, porque has tenido encubiertas estas cosas, a los sabios y prudentes del siglo, y las has revelado a los pequeñuelos” (Mt 11:25) ¿Y esa cita como la interpreta usted? Digamos que El hombre ha sido creado a su imagen y semejanza, somos la obra más grande de Dios, y por mi fe, creo que nuestro cuerpo es casi perfecto. ¿Casi perfecto? ¿Y por qué Dios no nos hizo perfectos? De esa manera no nos enfermaríamos. Porque para alcanzar la vida eterna se requiere de caminar por la senda correcta, y el mejor camino es el amor, con amor todo florece, todo sana, todo cuerpo estaría perfectamente en condiciones para que su sistema inmunológico respondiera con eficiencia a las amenazas que el hombre ha desatado por hacer mal uso de su libre albedrío, por la ambición de poder, por los deseos insanos de mantener esclavizados a sus hermanos, en fin, todo aquello para la cual no se ha encontrado una vacuna, porque no se requiere de ninguna sustancia o preparado, sólo se requiere amar al prójimo.

Saludos y salud para todos y que el Espíritu Santo reine en sus vidas para encontrarse pronto a sí mismos y trabajar en conjunto para ser mejores seres humanos.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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