“Bien lo sabéis vosotros, hermanos míos muy queridos. Y así, sea todo hombre pronto para escuchar, pero detenido en hablar y refrenando la ira. Porque la ira del hombre no se compadece con la justicia de Dios.” (Santiago 1: 19-20)

Cerrar, abrir, y dejar fluir aquello que tu corazón quiere expresar, pero que duda en decir, pensando que nadie te quiere escuchar, mas, si cerrado se mantiene el oído a las palabras que vienen, será porque el que negado está, sabe de antemano que son palabras que hieren, porque del corazón que salen,se encuentra preso de la ira, porque la comunicación no ha sido tan buena,desde que los actos dijeron más que las palabras. Y por qué no detener tanta infamia, que igual lastima a los que han cedido a la ira, el lugar que debe tener el amor.

El Señor observa y tiene paciencia, más no aprueba la consecuencia de los que por la ofuscación, se olvidan de la razón de quien confirmó la unión consabida, para que la unidad bendecida, pudiera dar frutos de  amor y no de odio, porque nada de lo que nace y crece en tierra alejada de la voluntad del gran Dios, puede encontrar buena salida,  cuando llegue su hora de florecer en la vida.

Hombre y mujer, Dios los creó por igual en sabiduría, mas diferencias habría que haber, para que pudieran entender, que hay árboles que crecen con la gracia debida, por la abundancia de agua recibida, pero hay otros que mueren ahogados, por el exceso de la soberbia indebida.

¿Acaso no te duele lo que les está pasando a tus frutos? ¿Acaso el dolor es sólo tuyo? ¿Acaso el orgullo puede más que el amor? Tan difícil resulta no dispensar las diferencias de opinión, tan difícil es escuchar con la atención debida, el reclamo de un corazón, que habiendo sido conformado por partes iguales, no quiere someterse al orgullo de dos entidades, que viven entercados buscando quién tiene la razón.

Abran bien los ojos, si los oídos no quieren escuchar, y no se sorprendan si el dolor se puede hacer aún más grande, si no dejan de luchar en contra del amor.

Buscar deben las coincidencias para que se limen las asperezas, sea el perdón por partes iguales quien multiplique las oportunidades, para que el corazón quede en paz, y vuelvan a encontrar el camino del amor que alguien envidia desde otros lugares y quiere arrebatarles el camino para la salvación.

¿Qué para quién va dirigido el mensaje? Para aquellos que hoy son presas de la cerrazón, pensando que les asiste la razón en todo lo que dicen y hacen, sin tomar en cuenta que están pasando una dura prueba, que requiere de la unidad para salir victoriosos.

Escuchadme dice el Señor, porque YO SOY, su Dios, su creador.

Jesús mío y Dios mío, he aquí a tu humilde siervo, he hablado porque tú me lohas pedido, abre tú los corazones para que arrepentidos vuelvan a ti.

Dios bendiga a todos los matrimonios, fortalezca el amor y privilegie la unidad. Dios bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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