Quién se apoya al caminar en el bastón de la vanidad, para seguir los pasos de Jesucristo, no encontrará satisfacción en su
andar, porque, podrá ver su huellas, mas no encontrará su espíritu.

Cuando Jesús va a tu encuentro, su presencia ilumina tu alma y fortalece tu fe, y aquella luz divina que te acompaña, despertará en otros la curiosidad por saber de dónde proviene, mas, nadie, que no crea en tu Señor, podrá creer en ti, porque hay tantas cosas que pueden deslumbrar al incrédulo, que apenas sí podrá mantener su atención, cuando su corazón logra ver y escuchar lo que muchos no pueden ver, ni escuchar por sí mismos.

No soy un pastor, porque no tengo rebaño, soy una oveja del rebaño de Jesús, Él es el Buen Pastor y cuida de mí, como cuida de todo su rebaño, me conduce por los caminos seguros y yo aprendo, en ocasiones me deja caminar junto a Él y me observa, para ver si sus enseñanzas han cambiado mi forma de sentir y de pensar, y se alegra conmigo cuando no lo defraudo como hijo, como yo me lleno de gozo con su presencia en mi vida , al sentir su amor de Padre.

Hace tiempo que escribo sobre mi relación con Jesús, lo he hecho de siempre, porque siento que Él está conmigo, y en ocasiones, la parte humana de mi naturaleza, me hace caer en vanidades, al pensar que la misión que el Señor me tenía reservada para mí, era la de transmitir su Palabra, para hacerles llegar el consuelo a quien necesitara del amor de Cristo; ahora sé que escribo, porque esto resultó ser un bálsamo para no sólo allegarme bienestar físico y mental, sino para abonar a favor de mi salvación espiritual.

El proceso místico de la conversión cristiana, como lo explicara en su momento Benedicto XV1, es creer en la muerte y resurrección de Jesús que se han dado para cada uno, y que sólo de la mano de Cristo es posible conocer y vivir la riqueza de su amor.

La luz que me ilumina, me hace sentir y vivir el Evangelio de Cristo, habrá de llegar a cada quien por conducto de Jesús, y una vez intimado en esa relación divina, no sólo podremos ver la huellas por donde camino nuestro salvador, sino que dejaremos en el camino de la salvación, impresas nuestras propias huellas.

Dios mío y Jesús mío, no permitas que sea presa de las mezquindades humanas, quiero seguir siendo una oveja más de tu rebaño, tú eres el Buen Pastor y yo escucho tu voz y tu llamado.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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