“Muchos pensamientos se forjan en el corazón del hombre; pero la voluntad del Señor es siempre la que se cumple. El hombre necesitado es compasivo, y así mejor es ser pobre que mentiroso” (Proverbios 19:21-22).

Ilumina Señor mi camino, porque la duda es como un vidrio empañado por el calor de lo que se genera en el interior del cuerpo, y no deja ver lo que está en el exterior; mi corazón ve el sentir y el sentir promueve una respuesta  emocional, mientras que la vista puede ser engañosa al dejarse llevar por las anhelantes especulaciones, y el cerebro podría responder sólo a las apariencias y así poder caer en la trampa de los que son hábiles para mentir.

Padre, no dejes mentirme a mí mismo, cuando soy presa de una necesidad, ayúdame a ver detrás del cristal de las apariencias, para tener claridad en mis pensamientos, porque no hay dolor más grande que el que produce la herida auto infringida, que pudo evitarse.

El caminar lento no es causa de mi torpeza, sino del miedo, pues me he dejado influenciar por los que me critican y atacan, por saben que aún hay más inseguridad en sus pasos  por tener aspiraciones de grandes, cuando grande es aquél que se distingue por su humildad y amor por su prójimo.

Padre, no está primero la voluntad de hombre antes que la tuya, más, escucha los ruegos de los que con amor te seguimos, y deseamos que el agua turbia se aclare, para poder ver con claridad lo que está en el fondo de lo que nos ocurre y nos preocupa.

Bendice Señor a nuestra familia y bendice todos nuestros Domingos Familiares, que nuestro corazón vea y escuche lo que  tu voluntad desea, para que nuestros pensamientos sean claros y podamos tomar las mejores decisiones.