“No andéis, pues, acongojados por el día de mañana; que el día de mañana harto cuidado traerá por sí; bástele ya a cada día su propio afán o tarea. (Mt 6:34).
La claridad del agua de un remanso, durará hasta que llegue velozmente la corriente originada por la tormenta. Si quieres mantener en paz tu vida no permitas que la inquieten los pensamientos que en ella no deben tener cabida. Busca siempre la conciliación antes que la satisfacción que te puede dar el tratar de ganar una causa perdida.
Señor, voy caminando y aún siento cómo el viento encontrado, trata de frenar mi marcha, mas mi fe me mantiene erguido para seguir de frente porque sé que mucha de la corriente que acompaña al viento, es causado por los lamentos de quienes te tienen en el olvido, sin saber a plena conciencia que la soledad los aqueja por su ceguera espiritual.
Padre, cuando la bruma se presenta, las huellas de tus pies sobre la arena parecen borrarse, pero tú me enseñaste que las manos pueden ver lo que a los ojos no está claro, de ahí que utilizo el tacto para tocar tu pisada, porque seguro estoy, que no hay viento por fuerte que sea, que pueda borrar tus benditas huellas.
No me toca a mí acomodar las piedras con las que tropiezo en el camino, ellas encontrarán su lugar y su destino, que seguirá siendo el mismo, rocas para adornar el lugar, mientras que por tu divina voluntad, Señor, solas se habrán de acomodar.
Que Dios nos permita ver con claridad lo que se quiere ocultar a nuestros ojos, y que el Espíritu Santo nos ilumine con la capacidad de entender lo que no siendo verdad, el mundo quiere vender como realidad.
“Si el mundo os aborrece, sabed que primero que a vosotros me aborreció a mí. Si fueras del mundo, el mundo os amaría como cosa suya; pero como no sois del mundo, sino que os entresaqué yo de mundo, por eso el mundo os aborrece” ( Jn 15:18-19)
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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