“Así que, buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os darán por añadidura. No andéis preocupados por el día de mañana; que el día de mañana harto cuidado traerá por sí; bástele ya a cada día su propio afán o tarea” (Mt 6:33-34).

Señor, seguramente, habrás notado que mi sentir es titubeante, que hay cosas a las que temo y no debería temer, que hay situaciones que me preocupan tanto, que llegan a bloquear mi voluntad; más es cierto, que estando tú a mi lado, el miedo desaparece y las cosas se solucionan de una manera u otra. Muchos habrá como yo, que están entre el límite de las indecisiones y la tibieza de no escuchar tu divina palabra, la cual traería la tranquilidad de la mente y la paz del espíritu; esto me dice, que no podemos ser del mundo, porque el mundo controlaría nuestra voluntad y sería el dueño de nuestro ánimo y de nuestra paz, por eso, yo elijo ser de Cristo, porque él sólo desea lo mejor para sus hijos en la tierra.

Padre celestial, fortalece mi fe, para dar firmeza y certeza a mis decisiones, que todo aquello que elija sea para mi bien y el bien de mi prójimo y para gloria tuya, pues no hay mayor interés en mí, que el de servir; aleja de mí cualquier interés mezquino, que mi palabra se guíe por la justicia y la verdad; no permitas que nada ni nadie vulnere mis sentimientos de buena voluntad.
Ilumina a todo aquél que desee hacer bien las cosas en beneficio de su pueblo, que no alimente el interés mezquino su ambición, para que vele por el bienestar común.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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