“Y la voluntad de mi Padre, que me ha enviado, es que yo no pierda ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite a todos en el último día. Por tanto la voluntad de mi Padre, que me ha enviado, es q ue todo aquél que
ve, o conoce al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. (Jn 6:39-40)

¡Oh! ingrata indiferencia, acaso no te disfrazas de simulada complacencia, ¿acaso en el fondo tu bondad descansa en la conciencia de hacer más que los demás, cuando en realidad, sólo haces ajustes que privilegien tus necesarias
preferencias?

Yo vago por tierras lejanas en el desierto de mis pensamientos, voy buscando paz y calma para mi espíritu ¿acaso mi peregrinar no se vería como una huida? ¿Acaso quiero perderme ante la impotencia de no poder o querer hacer más? Si ya di lo que creo haber tenido que dar, ¿por qué me pides, Jesús, que camine desnudo, para saber que lo único que querías de mí, era que tuviera consciencia de lo que está bien y lo que está mal, para que mis acciones fueran congruentes con tu Evangelio?

Indigno soy de tus miradas, indigno de tu misericordia y de tus enseñanzas, pero bien sabes, mi Señor, que unos aprenden a la primera, y éste, tu siervo, es de cabeza dura y sigue luchando por defenderse de las heridas de aquellos
que dicen tener los pies en la tierra, pero están lejos del cielo.

Padre, me has dado todo lo necesario y más, sin merecerlo, me has visto caer y me levantas, sigues caminando a mi lado, animándome para no ceder en aquello que aún no logro comprender del todo, pero bien sé, que llegado el
momento, abrirás plenamente mi conciencia, para verme de frente con aquello que, pareciendo una incongruencia tenía un fin determinado para hacer de tu voluntad la mía.

Jesús, sigue iluminando el camino por donde he de andar, y que en cada paso vaya dejando atrás, aquello que me causa pesar y frena mi avance, para sentir la armonía divina que sólo se logra al tener un balance ente este
cuerpo que es el vehículo del espíritu, que me anima y que te pertenece.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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