“Los frutos del espíritu son caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, o fidelidad, modestia, continencia, castidad. Para los que viven de esta suerte no hay ley que sea contra ellos” (Gálatas 5:22-23).

Obséquiame Señor una vida nueva, en donde pueda ver, lo que me he negado a ver, en donde pueda escuchar, lo que me he negado a escuchar, por donde pueda caminar, sin el temor de paralizarme por el miedo, en donde pueda volar, como lo hace mi pensamiento, en donde pueda soñar con la paz que mi corazón tanto anhela.

Obséquiame Señor la sabiduría de tu Espíritu Santo, para no tropezar con la misma piedra, para ser humilde sin tener que renegar al renunciar a mí mismo, para saber ser paciente, manso y humilde.

Jesús, mi salvador, mi todo, yo sé que sin ti no soy nada, pero, no pierdo la esperanza que hagas de mí aquello que pueda agradarte, porque para ti no hay imposibles. Tal vez sigo siendo ciego, porque la conversión que espero está obrando en mí de acuerdo a tus planes, tal vez, sigo siendo sordo, porque me has hablado tantas veces y finjo no escucharte, y sigo caminando dando tropiezos, llevándome conmigo en la caída a los que más amo.

Señor, no me sueltes de tu mano, camina junto a mí, ilumina mis días más sombríos, pero sobre todo, sigue amándome.
Dios bendiga a nuestra familia, bendiga todos nuestros Domingos Familiares y nos obsequie a todos una vida nueva.

enfoque_sbc@hotmail.com